¿TODO ES POLÍTICA?

Ingenua de mí, creía que una novela se juzga por su argumento y por la forma de contarlo

Hace ya muchos años que me declaré, irremediablemente, fan de Almudena Grandes. Sus novelas consiguieron lo que escasos autores logran: convertir a sus lectores y lectoras en personajes de sus tramas y que lleguen a vivir las aventuras de los protagonistas de sus novelas, sentirse parte de ellas y lamentar que llegue el final, porque entonces dejaremos de conocer las andanzas de sus literarios personajes: ya sean las de Manolita, las del doctor García o las de Malena. Si a esto se le une que ha sido una madrileña, de las enamoradas de Madrid, desde los pies a la cabeza, ya tenemos todas las razones posibles para que el Ayuntamiento de la capital decida nombrarla como Hija Predilecta.

Pero en política, ya se sabe, como las razones sólo son medio verdades, se le negó dicho título. Las novelas de Grandes, intimistas, sinceras y apasionantes, aceptadas por cualquier lector que se precie de ello, no se reconoció. Parece que no ha servido el número creciente de seguidores, ni los numerosos éxitos literarios, ni contar con tantos admiradores, pero… ¿Hasta esto se politiza? Ingenua de mí, creía que una novela se juzga por su argumento y por la forma de contarlo. Pensaba que las tramas literarias equivalían a entrar en un mundo de ficción sin más, o que una novela es buena si llega a emocionar… Pues no, no se crean nada, porque nada es verdad si hay intereses oscuros de por medio.

¿Cómo imaginar que a esta madrileña, que presume como tal y está mundialmente valorada, con numerosos reconocimientos literarios, dentro y fuera de España, se le niegue el tratamiento de Hija Predilecta de Madrid? Surge la duda si esta decisión formó parte del insano politiqueo o se trata de que las derechas de este país han encontrado la manera de ignorar a la novelista cuando miles de personas la lloran. Sería injusto valorar negativamente la obra de Pérez Reverte por sus salidas de tono a nivel personal ni estaría bien ignorar a Vargas Llosa por su extremado conservadurismo.

Tuvo que negociar Más Madrid con Almeida para que el tridente (PP, Ciudadanos y Vox), aceptase el trato ¡Qué pobreza ética! ¿Qué relaciones habrá tenido la escritora con ellos para llegar a esos límites? Condicionar los homenajes a las ideologías es injusto, pero hacer depender ese nombramiento a un ajuste en los Presupuestos es, además de una vulgaridad, un insulto a la escritora y a todos sus lectores (¡Si levantase la cabeza!)

¡Que el nuevo año nos haga más justos!

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