Alto y claro
José Antonio Carrizosa
¿Merece la pena?
'BIENVENIDOS A GRECIA'
Cines Aqualon Puerto Huelva.- Producción: Alemania, 2015.- T.O. 'Highway to Hellas'.- Duración: 88 minutos.- Dirección: Aron Lehmann.- Guión: Arnd Schimkat, Moses Wolff y Aron Lehmann.- Fotografía: The Chau Ngo.- Música: Boris Bojadzhiev.- Montaje: Mona Bäuer.- Intérpretes: Adam Bousdoukos, Christoph Maria Herpst, Akilas Karazisis, Georgia Tsagaraki, Kleopatra Markou, Rosalie Thomass, Eva Bay, Jennifer Schmid, Hristos Valavanidis
Puede llegar a nuestras carteleras una película alemana, no es muy corriente pero puede pasar. Lo más raro es que se trate de una comedia. Pues de eso se trata porque es evidente que, aunque a algunos pueda extrañar, el propósito fundamental de la que hoy analizamos, es distraer, entretener, divertir y si es posible hacer reír. Una buena elección de cara al espectador porque Bienvenidos a Grecia si tiene alguna virtud, es que goza de una gran vitalidad, lo cual, tal como están las cosas, siempre es motivo de atracción. Y aunque Grecia no sea en lo político o lo social y laboral una realidad envidiable, tiene atractivos más que poderosos para que los artífices de este film hayan acertado plenamente en la elección del escenario. Aprovecha con ocurrente oportunidad para denunciar las debilidades e insuficiencias de la política económica de la Unión Europea, los grandes contrastes de la mentalidad centroeuropea y las peculiaridades del carácter mediterráneo.
Todo para contarnos la aventura griega de Jorg Geissner, un empleado de un banco alemán, que ante las deudas y los recelos que suscita todo lo relacionado con Grecia, viaja a una pequeña población del país para comprobar si el dinero remitido por su empresa se está empleando en la construcción de una central eléctrica y un hospital. Habituado a la rigidez de su trabajo y al severo sistema laboral en su oficina, se verá sorprendido por una manera de entender la vida y la actividad trabajadora muy diferente a la de su país. Conocerá a personajes como el gigoló Panos, que es su guía en la localidad, y Spyros, el alcalde del municipio, dispuesto a lo que sea con tal de engañar al nuevo huésped. Todo ello además de que ni de la central eléctrica ni del hospital hay rastro alguno porque nada se ha construido. Lo que en principio todo son problemas, desengaños, contrariedades y malas noticias para el protagonista, a medida que su estancia en la isla se prolonga y se estrecha su relación con los habitantes de Paladiki, su opinión de Grecia y de los griegos irá tomando giros muy distintos.
No se puede afirmar en principio que el tono de comedia de esta película alcance grados de admiración notables, ya que sus trazos son más bien toscos y muy elementales. Pero tiene cierta gracia a la hora de reflejar realidades notables en esas diferencias entre el norte y el sur de las que tanto se habla y que no dejan de tener su veracidad si no entramos en matizaciones y sutilezas. Para muchos la película logra pronto sus objetivos porque su propósito es, sobre todo, entretener, divertir y favorecer esa evasión distraída que muchos pretenden cuando van a un cine. En ese aspecto Bienvenidos a Grecia resultará para muchos espectadores que la vean sin grandes exigencias un pasatiempo que en diversas ocasiones le hará reír. Posee ese vitalismo que permite abandonar la sala con gesto de optimismo.
Para quienes pretendan ahondar más en sus intenciones considerará que es un guiño ocurrente en muchas ocasiones sobre la manera de entender la vida con diferencias notables entre los sistemas metódicos, cuadriculados, racionales y rectos de los alemanes y las características mediterráneas propias del desenfado y los estereotipos muy singulares de una cultura y de la peculiar filosofía helena de tomarse las cosas. Y sobre todo tiene una consecuencia que es toda una evidencia actual. Hay, quien pese a lo mal que la va la vida, lo pasa mejor que quienes tienen medios para vivirla con desahogo. Así nos va para bien o para mal. ¡Vaya usted a saber!
QUIROGA
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