23 de abril. Día Internacional del Libro. Y aunque nos empeñemos en celebrarlo y en publicitarlo para tenerlo muy presente, será una exaltación distinta, diferente. Pero debemos homenajearlo, porque sin cultura caminamos hacia la esclavitud, y tenemos que seguir siendo civilizados. Sin cultura perdemos todos los argumentos, y ya comienzan a desautorizarse. Un libro amplia todos nuestros argumentos, incluso es capaz de anular el odio. Una bandera en una terraza no es un argumento, es el inicio del odio entre nosotros.

Los gobernantes deben potenciar la cultura, eso les hace necesarios. Al igual que deben potenciar, y de eso saben mucho los libros, las voces críticas, tan necesarias en estos tiempos. Pero las voces críticas, sin cultura, se convierten en divulgadoras de odio y de ira. ¿Les suena de algo ahora?

La cultura y la educación son los dos pilares fundamentales de nuestra sociedad, y ahora se empeñan en destruirlos, en dejar que aplaudamos a las ocho, y en otorgar un aprobado general que desautoriza la propia esencia de la educación. El sector del libro ya agonizaba hacía tiempo. Escribía hace unos días Carlos Pardo: "En España se teme a la cultura. Lo prueba, en primer lugar, que en los planes educativos de bachillerato las humanidades han sido arrinconadas: la filosofía ha desaparecido de las pruebas de selectividad, y la literatura (la nacional, tan solo) sobrevive esquilmada como un apósito del examen de Lengua".

Frente al libro en papel, internet se ha instalado. Y lo ha hecho como ese odio que se come al ingenio. Y ahora, aplaudir, se ha convertido en un entretenimiento social. En una forma de desautorizarnos. Pero uno debe seguir creyendo, y debe hacerlo en el libro, en la cultura. Y una pregunta al aire, ¿tenemos ministro de Cultura?

Recuerdo que alguna vez escuché: "¡En esta casa hay muchos libros!". Ahora pienso aquello y me repito: "¡Y en este país hay muchos políticos ignorantes!". Un político no solo debe ser inteligente, un político debe tener ambición en su concepción de estado. Los extremismos son irracionales. La grandeza de un país se mide por la categoría de sus habitantes, nunca por la de sus gobernantes. Y este país, España, tiene muchos habitantes con categoría. Hoy es el Día Internacional del Libro, y hay que celebrarlo con un libro entre las manos. Y volveremos a celebrarlo después cuando abran las librerías, que nunca debieron estar cerradas, al menos, en nuestro corazón. Feliz Día del Libro.

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