Con bastante frecuencia escuchamos, tras determinado tipo de declaraciones, cómo se comenta: "Eso es insultar a la inteligencia", expresando no tanto la frustración o el desacuerdo sino a una falta de respeto por parte del declarante en relación con su capacidad de discernimiento sobre la veracidad, fiabilidad, comprensión o posibilidades reales de cumplimiento de aquello que fue motivo de la declaración.

Esto viene a cuento por los acontecimientos que se viven en la actualidad y las explicaciones, excusas o justificaciones que se están dando por los dirigentes de turno. Si no, díganme ustedes qué es la movilización reivindicativa de Cataluña por parte de diferentes colectivos, mas no caigamos en el error de pensar en una crítica a la pretensión independentista de la Generalitat pues quien pretenda eso estará insultando a nuestra inteligencia. Claro que protestan por las insuficiencias, notorias, por cierto, en las políticas sociales y se van a hacerlo ante el Parlamento no a la sede de la Presidencia. Curiosamente, los colectivos movilizados, en gran parte, fueron beligerantes frente al Estado el famoso 1-O. ¿Hemos olvidado el papel de los bomberos en los días conflictivos y los Mossos? ¿Saben la conclusión de los gobernantes catalanes?, pues fácil: estamos infrafinanciados, lo importante es el "proceso"; lo que piden los colectivos son "migajas"… Lógico, el dinero, en los "escasamente" financiados -por otra parte, los más morosos de España y al borde de la quiebra- recortan en sanidad, educación, funcionarios, etcétera pero no dejan de crear nuevas embajadas, sostener a TV3 o tener un presidente con un sueldo que dobla al del presidente del Gobierno de España, sin dejar de lado que los manifestantes están mejor pagados que la mayoría de sus homólogos del resto del país. En resumen, no piensen que los demás somos tan torpes como para no saber el papel de cada una de las partes en esta conflictividad social. Unos protestan por el desgobierno, los otros minimizan el problema porque todos comparten el mismo objetivo: derrotar al Estado español, donde ciertamente, puede haber debilidades, intereses electorales como nunca, pero con ciudadanos difíciles de embaucar por movidas reivindicativas particulares sin renuncias al objetivo final como el relato y la evidencia de los hechos avalan.

Por fin, y dado que estamos en jornada de reflexión, les invito a que aprovechen la jornada, se imbuyan de objetividad y decidan. Es, por ello, que, siguiendo mi propio consejo, reserve para otro momento algunos comentarios sobre el momento andaluz en la seguridad de que los acontecimientos pondrán en evidencia el insulto a la inteligencia, proferido por un importante candidato, a todos los profesionales sanitarios de Andalucía.

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