El martes, el señor Rufián, al finalizar la fallida sesión de investidura de Sánchez, dijo a los medios: "Aún quedan 48 horas para hacer política". Hoy jueves volveremos a tener otra sesión de investidura y los políticos habrán negociado. Carmen Calvo y Pablo Echenique no habían hablado tanto como en estas horas. Se saben de memoria los puntos fuertes y los débiles de cada uno. Lo que se intenta es evitar unas nuevas elecciones.

Pero me quedo con las palabras finales de Rufián: "Hacer política". ¿Ustedes creen que los políticos hacen política? Si miras a la cara a nuestros políticos se observa su cinismo, su deslealtad. Sus rostros reflejan la falta de escrúpulos. ¿Qué hemos aprendido en estas 48 horas desde el martes? Que la inmoralidad nos gobierna, estamos representados por la inmoralidad. Dicen que el Estado es el padre de los ciudadanos, pero en estos tiempos ese dicho ya no tiene sentido, es falso. Los políticos tan solo desean repartirse la tarta, o díganse ministerios. Nuestros políticos nos enseñan su desvergüenza y su robo.

Escribía Cioran en Silogismos de la amargura: "¡Tantas páginas, tantos libros que fueron fuentes de emoción para nosotros, y que releemos para estudiar la calidad de los adverbios o la propiedad de los adjetivos!". El mundo al revés, nuestros padres putativos (díganse nuestros políticos y representantes), nos enseñan sus miserias. El día que contemplé que los pensadores e intelectuales de España enseñaban sus miserias en las redes sociales descubrí que el pensamiento agonizaba.

Hoy jueves, presumiblemente, tendremos presidente del Gobierno. El pastel se ha fragmentado, el buen fragmentador habrá repartido Turismo, Vivienda, Deporte, una Vicepresidencia y quién sabe qué más. Cambie los títulos de los ministerios, son porciones de una tarta. ¿Eso es hacer política señor Rufián? Y posiblemente responderá que sí. En estos tiempos eso es hacer política. Me quedo con estas palabras de Cervantes en El Quijote: "Y en tres días que vivió después deste donde hizo el testamento, se desmayaba muy a menudo. Andaba la casa alborotada; pero, con todo, comía la sobrina, brindaba el ama, y se regocijaba Sancho Panza; que esto del heredar algo borra o templa en el heredero la memoria de la pena que es razón que deje el muerto".

Esto de la sesión de investidura me recuerda a lo ocurrido hace unos días en una oposición de instrumentos de cuerda en la Comunidad de Madrid. Hubo tongo. Y lo que ocurra hoy en el Congreso también será un tongo, un cúmulo de inmoralidades.

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