La firma

Antonio / Fernández Jurado

Hipocresía deportiva

Si en cualquier orden de la vida la hipocresía viene a ser moneda de uso común, en el deporte se está llegando a límites insospechados y más, en una actividad en la que debería seguir teniendo vigencia la afirmación de los clásicos: "Mente sana, en cuerpo sano".

Digo esto a raíz de la polémica suscitada con motivo del triunfo -clamoroso- de la surafricana Caster Semenya, en la prueba de 800 metros de los Mundiales de Atletismo de Berlín. No se entiende tanta especulación, a posteriori, sobre el triunfo de la joven y poco agraciada -¿cuántas hubo y hay así en el deporte femenino?- atleta de etnia zulú, no lo olvidemos. Pero el morbo y, repito, la hipocresía se imponen. La IAAF, que parece le ha realizado alguna prueba de verificación de sexo, tendría que haber sido más ágil y, o bien, haber dado a conocer los resultados ya, para obrar en consecuencia, o ante la duda, haber tomado medidas previas y evitar un debate que no sólo daña a la atleta sino, también y mucho, a la persona que es lo más importante.

Supongo que no es la primera vez que compite -seguro- ¿No hubo tiempo para las comprobaciones? Obviamente, sí. Lo que sucede es que ahora es ganadora con rotundidad, ha arrasado a todas, como lo ha hecho Bolt y nadie le cuestiona. ¿Por su aspecto?, ya es el mismo suficiente carga para la persona, pues el deporte pasará para ella y la vida seguirá.

En fin, la IAAF, tiene la palabra y la responsabilidad, en su caso, por permitir llegar a esta situación, a todas luces evitable. Y las atletas, un poco de más respeto y sensatez pues, en el peor de los casos, Semenya, puede ser un accidente biológico por demostrar; los dopados, los tramposos, sí que son rechazables y, ante ellos, suelen guardar un silencio a veces inexplicable.

¿Acaso muchos no pueden arrojar la primera piedra? No lo sé. Lo que sí creo, es que no debe eclipsarse un triunfo legítimo, mientras no se demuestre lo contrario. Y a nuestra admirada Mayte Martínez, le aconsejaría midiese sus palabras; lo que ha dicho, resulta poco procedente. En fin, primero respeto y, ante la duda, debió haber decisión federativa con base médica. Y cuidado con ello: se puede abrir un camino tortuoso para el deporte. Mientras, participen y compitan con honor y limpieza. Semenya, puede que sea un "fenómeno de la naturaleza". Ojalá no, para bien de ella y del deporte, que sea campeona.

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