tiempo de academia

Sixto Romero Sánchez

Presidente de la Academia Iberoamericana de la Rábida

Galileo Galilei, padre de la ciencia

Me preguntaba en la pasada entrega, a colación de la relación entre salud y ciencia, si el imparable progreso de la ciencia ha sido visto o digerido, tal vez desde la época del gran Galileo, en estado de conflicto sentimental hacia los innumerables avances conseguidos pensando que no tendríamos jamás el control de nuestros destinos.

Escribió Galileo Galilei: "La filosofía está escrita en este gran libro que está permanentemente abierto a nuestra mirada (me refiero al universo), pero que solo se puede entender si primero aprendemos a entender el idioma y conocer los personajes…. Está escrito en lenguaje matemático, y los caracteres son triángulos, círculos y otras figuras geométricas, sin las cuales es humanamente imposible entender una palabra; sin ello, éste vaga por un laberinto oscuro".

Pasado mañana, día 15 de febrero se cumple el cuadringentésimo quincuagésimo séptimo aniversario del nacimiento de Galileo Galilei. Considero oportuno dedicarle esta sección de Tiempo de Academia, en el momento procesal de pandemia en el que a la ciencia no se le hace demasiado caso por parte de nuestros gobernantes, salvo pocas excepciones, que anteponen intereses políticos y electorales a los de la salud, a las pruebas nos podemos remitir, para poner en valor, una vez más, el método científico.

Galileo Galilei nace en Pisa el 15 de febrero de 1564 y fallece en Arcetri el 8 de enero de 1642. Fue un físico, astrónomo, filósofo y matemático italiano, considerado el padre de la ciencia moderna. Su nombre está asociado con importantes contribuciones en dinámica y astronomía (relacionada con la mejora del telescopio, que le permitió realizar importantes observaciones astronómicas), además de la introducción del método científico (a menudo referido como el método Galileo o método científico experimental). De primordial importancia, también tiene su papel en la revolución astronómica, con el apoyo del sistema heliocéntrico y la teoría copernicana. ¡Es una figura clave en Scientific Revolution!

Sospechoso de herejía y acusado de intentar subvertir la física y la escritura aristotélicas, Galileo fue juzgado y condenado por el Santo Oficio y obligado, el 22 de junio de 1633, a abjurar de sus conceptos astronómicos y confinamiento en su propia villa de Arcetri. Solo 359 años después, el 31 de octubre de 1992, el Papa Juan Pablo II, en la sesión plenaria de la Pontificia Academia de Ciencias, reconoció los errores al sancionar el fin de los trabajos de una comisión especial de estudios que estableció en 1981. Convencido de la corrección de la cosmología copernicana, Galileo Galilei, como gran intelectual católico, intervino en el debate sobre la relación entre ciencia y fe con una carta al padre Benedetto Castelli en 1613. Defendió el modelo copernicano afirmando que hay dos verdades que no necesariamente se contradicen entre sí o contradictorias. Ciertamente, la Biblia es un texto sagrado de la inspiración divina del Espíritu Santo, pero escrito en un momento histórico específico para orientar al lector hacia la comprensión de la religión verdadera. Por esta razón, como habían argumentado muchos comentaristas, incluidos Lutero y Kepler, los hechos de la Biblia fueron escritos necesariamente de una manera que puedan ser entendidos incluso por los ancianos y por la gente.

En 1632, Galileo Galilei publicó la obra Diálogo sobre los dos máximos sistemas del mundo. Al hacerlo, puso en movimiento de modo inadvertido una de las mayores revoluciones en la historia del género humano (su propósito era desacreditar, de una vez por todas, la largamente acariciada idea de que la tierra estaba en el centro de un universo cuyo único fin era la sustentación de la vida humana). Nos dijo: "….el mundo no es siempre lo que parece…."(sic).

Galileo fue uno de los protagonistas de la base del método científico expresado en lenguaje matemático y de poner la experiencia como instrumento de indagación sobre la base de las leyes de la naturaleza, contrario a la tradición aristotélica y su análisis cualitativo del cosmos. Con el nacimiento de la ciencia moderna y sobre el método científico es importante citar a Immanuel Kant, en el Prólogo a la Crítica de la Razón Pura en su segunda edición de 1787:

"…Cuando Galilei hizo rodar sus bolas en un plano inclinado con un peso elegido por él mismo, y Torricelli hizo que el aire soportara un peso que sabía que ya era igual al de una columna de agua conocida….fue una brillante revelación para toda la naturaleza investigadores. Entendieron que la razón sólo ve lo que sucede según su propia concepción, y que la naturaleza debe ser obligada a responder a sus preguntas; y no dejarse guiar por ella…; porque si no nuestras observaciones, hechas al azar y sin un plan preciso, no serían puestas al frente de una ley necesaria... " (sic).

La figura de Galileo recuerda la historia de sus reflexiones sobre los fundamentos y las herramientas del análisis científico de la naturaleza: las matemáticas se definen como el lenguaje en el que se escribe el libro de la naturaleza.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios