Al punto

Juan Ojeda

Duelo al amanecer

26 de abril 2010 - 01:00

EL próximo verano, en los chiringuitos malagueños se van a negar a servirles espetos a los veraneantes cordobeses -lo malo es que yo soy uno de ellos- porque nos hemos peleado por la capitalidad cultural del 2016, lo cual sería una cruel venganza, y desproporcionada, porque, me parece a mí, que no son pocos los cordobeses que prefieren los espetos a la capitalidad. Y, como ocurre casi siempre, cada cual arrima el ascua a su sardina, y hay que reconocer que, en este caso, las sardinas las tienen los malagueños.

De todas formas, para que los cordobeses no tengamos que sufrir tan injusto castigo, y pagar justos por pecadores, lo mejor sería que el personal de a pie nos sigamos llevando tan bien como hasta ahora, y se resolviese el conflicto, por ejemplo, con un duelo al amanecer, que es cuando más bonitos son los duelos, entre el alcalde de Málaga y el alcalde de Córdoba, como en el viejo Oeste. El que más rápido desenfunde se lleva la capitalidad. Por supuesto, el duelo sería con balas de fogueo, porque todo lo que últimamente se está diciendo es puro fogueo, engañifa tronadora, de cara a la galería, en cuyo punto de mira, si es que lo hay, no está ya el conseguir la capitalidad, porque eso es sólo la excusa, sino retratarse ante su propio electorado localista, como defensor de una ciudad o de otra. Mal asunto y torpemente llevado.

Tan mal llevado está esto, con ramalazos de competición futbolística -por aquello de que te elimino o me eliminas- que hasta se pone en cuestión el papel de los teóricos árbitros. En este caso, se supone, o así lo señalan algunos, son los responsables de la Junta de Andalucía y algunos dirigentes políticos. Se lo creen los que los acusan de parcialidad, y también se lo creen ellos mismos que, en alguna que otra declaración precipitada, abogan por su neutralidad, en algunos casos, o por su obligado respaldo, en otros.

Pues todo eso es perder el tiempo, porque ni la Junta de Andalucía, ni los políticos regionales, locales o medio pensionistas, van a pintar algo, o sea, nada de nada, en la designación de Córdoba o Málaga como capital cultural europea en 2016. Afortunadamente, la decisión se tomará en otras instancias, para las que cuenta poco este cacareo de gallinero entre competidores andaluces. Por eso, lo más prudente sería un pacto de silencio, y tirar cada cual de su carro lo mejor que pueda. Hay que preparar proyectos factibles y atractivos, y enterarse de cómo hay que llegar hasta quienes luego van a decidir. Esta algarabía no sirve para avanzar, pero sí para hacer el ridículo. Y si no, lo dicho, el duelo al amanecer.

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