Tiempo de Academia

La Ciencia y la Técnica en el Descubrimiento de América (IV)

Desde el punto de la divulgación abordar en profundidad el tema que venimos desarrollando en las últimas semanas nos ocuparía mucho tiempo que, obviamente, no disponemos por las necesidades y objetivos propios del papel que juega el diario Huelva Información, al que agradecemos la oportunidad de cedernos esta atalaya para seguir publicando las aportaciones de algunos de los miembros de la Academia Iberoamericana de La Rábida.

La contribución de los prestigiosos científicos en notables descubrimientos que enriquecieron a la Ciencia y la Técnica, estuvo a la vanguardia en Europa que veía con recelo los objetivos alcanzados por los monarcas españoles con las aportaciones en conjunto con los científicos italianos que vivieron en Sevilla y que compaginaban sus estudios sobre la navegación y otros rubros en los que se agrupaban oficios, empresas e instituciones. Las expediciones científicas de los barcos fueron relevantes para el trazado de los mapas, gracias al desarrollo de las ciencias físico-matemáticas con participación de portugueses y españoles, en el siglo de oro del imperio español, fueron determinantes, con Don Henrique el explorador portugués.

Se ha discutido mucho sobre el valor de las aportaciones originales de los pueblos ibéricos en las ciencias denominadas positivas, es decir el conjunto de ramas de la ciencia que constan de una investigación rigurosa, basándose en el método y avalado por resultados matemáticos para su corroboración para dar a conocer una respuesta verídica. Si hay una disciplina a la que hicieron progresar en la Edad Moderna más que otros países juntos es la Geografía, la aportación a ella por los ilustres científicos españoles fue de manera relevante para el trazo de los mapas estando, como se comenta ut-supra, a la vanguardia de los considerados como más documentados, ingleses y alemanes. Como máximo propulsor se puede considerar al Infante portugués Don Enrique quien planeó y realizó, en parte, el más ambicioso plan de exploraciones que se tiene constancia históricamente. Los descubrimientos de los portugueses incorporaron África a la Geografía. "Es preciso retrotraerse a los comienzos del siglo XIV, conocer las supersticiones que atemorizaban a los navegantes y saber el rudimentario estado de la Náutica de entonces, y aun de un siglo después , ni los mismos franceses estaban entonces más adelantados en el arte de navegar (ejemplo Juan de Bethencourt, que saliendo de La Rochelle para la Conquista de Canarias el 1 de mayo de 1492…" (J.R.Pastor,Colección Austral, IVª Ed. 1970)

La Cosmografía y la Naútica juegan un papel importante en el arte de la navegación. Desde que en 1480 el rey Juan II de Portugal convoca una reunión denominada Junta dos Mathematicos para el estudio de los problemas de la navegación, viene de Nuremberg el maestro Martín Behaim, cosmógrafo alemán, conocido también como Martín de Bohemia, considerado uno de los cosmógrafos más destacados a fines del siglo xv, cuya misión era asesorar a la Corona sobre asuntos concernientes a la navegación, y en particular, al estudio de la latitud y las posibilidades de navegar mediante tablas de declinación del sol. Hasta su adolescencia recibió una educación de primer orden, la cual se puede ejemplificar en la calidad de sus maestros, entre quienes se cuenta una celebridad de la época, el astrónomo alemán Johann Müller Königsberg, conocido universalmente como Regiomontano.

Mientras estuvo en la Junta de Matemáticos, al parecer conoció a Cristóbal Colón, pero no es seguro que participara en la revisión del proyecto presentado por el genovés a la Corona portuguesa. El 9 de agosto de 1490 regresó a Núremberg para recibir la herencia de su madre fallecida en 1487. Dedicado nuevamente a los negocios, no abandonó su afición por la Astronomía y la Cosmografía, por lo que aceptó la propuesta que le hizo un amigo suyo, Georg Holzschuher, miembro del Consejo de la ciudad, de construir un globo terráqueo que incorporara los últimos conocimientos geográficos que para entonces habían adquirido los portugueses. Martín aceptó la propuesta y elaboró lo solicitado, que dio a conocer en el año 1492.

Este trabajo tenía el mérito de ser, para entonces, el primer globo terrestre con leyes explicativas en las que se representaba el mundo tal como se creía que era antes de los viajes colombinos, teniendo como inspiración, entre otros, la Geografía de Ptolomeo, el Libro de las Maravillas de Marco Polo y el mapa de Paolo del Pozo Toscanelli. Naturalmente, los conocimientos geográficos allí planteados recogían todos los errores que aún se aceptaban en la época, además, bajo la notable influencia de Toscanelli, retomaba la idea de que la distancia entre Europa y Asia por el Atlántico no era tan grande, haciendo factible una navegación transatlántica. (https://dbe.rah.es/biografias/13582/martin-behaim).

La obra también tenía el defecto de sólo incorporar los grandes avances portugueses por el sur de África hasta 1487, puesto que Behaim no registraba en su mapa el gran hallazgo de Bartolomeu Dias (navegante portugués conocido por ser el primer explorador europeo en doblar a principios de 1488 el extremo sur de África) realizado ese año, el cabo de Buena Esperanza.

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