Calambur onubense

EL mes de agosto, preferido por los españoles para sus vacaciones, parece indicado para las actividades de carácter lúdico. Esta es la razón por la que me gustaría proponer en este Surcos Nuevos un juego intrascendente, que confío consiga captar la atención de los lectores e incluso provocar su sonrisa. Se trata del juego de palabras llamado calambur que, recordamos, consiste en reagrupar las letras o sílabas de uno o varios vocablos de forma distinta a la que les es propia, obteniendo de ese modo un significado totalmente diferente del original. Creo que todos lo hemos practicado de niños con adivinanzas tan ingenuas como aquella de: "Blanca por dentro, verde por fuera, si quieres que te lo diga es-pera".

La palabra con la que queremos jugar aquí es onubense, el gentilicio de Huelva formado, como es evidente, a partir del nombre romano de nuestra ciudad, Onuba, y el sufijo ense, habitual en este tipo de adjetivos. A continuación vamos a diseccionarlo dividiéndolo en tres partes: ONU, BEN y SE, procediendo después a analizarlas por separado. El resultado pretendido con el juego semántico sería hallar algún tipo de conexión entre el significado de dichas partículas y la palabra original, onubense.

En primer lugar, la ONU, acrónimo de la Organización de las Naciones Unidas que, a pesar de sus muchas limitaciones, desde su creación, al finalizar la Segunda Guerra Mundial, hasta hoy ha realizado grandes esfuerzos, no siempre coronados con el éxito, para mantener la paz y corregir las injusticias y desequilibrios de los pueblos del mundo. En la dimensión universal de la ONU podríamos encontrar cierto paralelismo con el papel esencial de Huelva en la página del Descubrimiento que conectó a dos continentes y señaló un rumbo nuevo para la historia de la Humanidad.

Sigamos. BEN significa en hebreo "hijo de" y así lo encontramos precediendo a apellidos tanto de personas judías como árabes. Por su parte, SE es abreviatura de Sevilla. Por tanto, podríamos deducir que onubense incorpora el concepto de Huelva como hija de Sevilla, que encuentra su fundamento en el hecho de que la provincia huelveña sólo alcanzó realidad administrativa en 1823, dependiendo hasta entonces del antiguo reino de Sevilla.

Que Huelva fuera señalada para una misión universal, como que haya estado históricamente supeditada a Sevilla, son tesis que serán cuestionables para muchos, pero no absurdas. En todo caso, recuerden que esto no es nada más que un calambur, un mero entretenimiento para el verano.