Manuel Enrique Figueroa

La COP26 de Glasgow, el planeta y la humanidad

Entre los días 31 de octubre y 12 de noviembre, se ha celebrado en Glasgow (Escocia) la COP26. El acrónimo COP hace referencia a la Conferencia de las Partes en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC). Las COP, Cumbre del Clima, son reuniones internacionales, que reúnen anualmente a los líderes mundiales con el objetivo de tomar las decisiones necesarias para cumplir con los compromisos de reducción de emisiones necesarios para frenar la emergencia climática. La primera se produjo en Río en el año 1992 y tuvieron que pasar 21 cumbres hasta que en 2015 el Acuerdo de París se convertía en un tratado global ratificado por casi 200 países. Desde la Cumbre de Río hasta la Cumbre de Glasgow se han celebrado 26 reuniones. En la COP3 vio luz el Protocolo de Kioto, una esperanza, y se establecieron objetivos vinculantes para las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) pero Estados Unidos y China, no ratificaron el documento. Se acordó que el Protocolo de Kioto entraría en vigor once años después, en 2008, y su fecha de vencimiento se establecía para 2012, determinando que los países desarrollados debían reducir en esos cinco años, entre 2008 y 2012, sus emisiones de GEI en un 5% respecto al nivel de 1990. El Protocolo de Kioto, que planteaba caminos reales para la reducción de GEI, languideció con el tiempo y no alcanzó sus metas. En la COP13 de Bali, en 2008, se dieron los pasos a la sustitución del Protocolo de Kioto y se ponía la vista en la Cumbre15 de Copenhague, una esperanza. Sin embargo, la COP15 de Copenhague, paso de ser una esperanza a una profunda decepción. Se consolidaba la idea de que las distintas Cumbres del Clima eran un mecanismo de huida hacia adelante sin soluciones para frenar el Cambio Climático. Decía Martin Heidegger que "el futuro es el origen de la historia". Si queremos realmente visualizar el futuro con el incremento de 1,5ºC sobre los niveles preindustriales, como pretendía el Acuerdo de París, tenemos que actuar hoy. ¿Qué ha representado la COP26 de Glasgow? La Comisión Europea ha apoyado el consenso alcanzado por más de 190 países tras dos semanas de intensas negociaciones. La Presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, ha dicho: "Hemos avanzado en los tres objetivos que nos fijamos al inicio de la COP26: en primer lugar, conseguir compromisos de reducción de emisiones para mantener al alcance el límite de calentamiento global de 1,5 grados. Segundo, alcanzar el objetivo de 100.000 millones de dólares anuales de financiación climática para los países en desarrollo y vulnerables. Y tercero, conseguir un acuerdo sobre el reglamento de París. Esto nos hace confiar en que podemos ofrecer un espacio seguro y próspero para la humanidad en este planeta. Pero no habrá tiempo para relajarse: aún queda un duro trabajo por delante".

Si analizamos lo que ha dicho la Presidenta vemos que seguimos en el mundo de la ilusión y los buenos deseos, una lección de vacuidad bienintencionada ante un mundo que sufre. Es increíble que se diga que en esta cumbre se ha puesto de manifiesto por primera vez el papel de los combustibles fósiles en relación con el Cambio Climático, como si nunca se hubiese dicho. Se ha concluido la conveniencia de reducir las emisiones de CO2 para 2030 en un 45% con respecto a 2010, teniendo en cuenta lo que hemos aumentado en emisiones los últimos años y que lo necesario sería la reducción de emisiones de CO2 al menos de 50% para 2050 respecto a 1990, no parece un resultado muy ambicioso para el planeta.

La Delegación de la Santa Sede ha reconocido que en los campos de mitigación, adaptación y financiación aparecían vacíos y reclamaba recursos fortalecidos. La enmienda final respecto al carbón de reducir en vez de eliminar no da una buena expectativa. Aparece la posibilidad del secuestro geológico del CO2, permitiendo emisiones si se captura, con los problemas de representa, ante la imposibilidad de bajar emisiones, especialmente en relación con el carbón, abriendo la puerta a nuevos negocios globales sin reducir las emisiones.

Las centrales nucleares su muestran en la Cumbre de Glasgow como una solución al calentamiento global, habiendo propuesto Francia que se considere una energía verde dentro del Pacto Verde Europeo. Alemania propone lo mismo con el gas. El veto de los subsidios solo afectaría a los denominados subsidios ineficientes lo que permite a cada país incentivar los combustibles fósiles siempre que lo consideren conveniente. Globalmente, un nuevo fracaso llenos de buenas intenciones proyectadas hacia el futuro no concretadas suficientemente para garantizar un mundo sin sufrimiento.

La nueva esperanza es la COP27 de Egipto el año próximo, o quizás la COP28 de Emiratos Árabes, una nueva huida hacia adelante. El Efecto Reina Roja nos preside nuevo en un mundo que teme el Efecto Cisne Negro de los eventos extremos generalizados.

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