Juanma G. Anes
Tú, yo, Caín y Abel
Los afanes
La mayoría de las cosas que nos han contado sobre nuestra historia es falso. La mayoría de las cosas que leemos sobre nuestra vida y nuestra sociedad son mentira igualmente. En Rebelión en la granja George Orwell nos dice: "Todos los animales son iguales pero algunos animales son más iguales que otros". Y de eso se trata en realidad, confundimos nuestro deseo con la realidad o, tal vez, por el hecho de ser animales, descubrimos que el poder es una enfermedad mental, una grave enfermedad mental.
Antes las dos derechas (la republicana y la democrática) eran garantes de una semilibertad existente o inexistente. Pero por más que nos duela, no había el menor socialismo, todo era como un capitalismo esclavizante, en términos descriptivos, nunca en términos de Marx. Casi todos eran trabajadores intentando subir a gatas una gran escalera mientras no podían jubilarse, y la brecha entre ricos y pobres aumentaba y aumentaba, y seguía aumentando. Además, existía un comunismo real, que era por completo una dictadura en toda regla, una pura y dura dictadura satánica.
Ahora, cada vez más, el capitalismo está adoptando las técnicas del comunismo de Mao o Putin, con lo cual todos seguimos en una granja donde nos controlan, nos colocan un bozal, nos torturan y nos matan al más puro estilo de Stalin. La granja solo podemos salvarla nosotros y debemos construir una jaula donde las puertas estén siempre abiertas, para salir y entrar a nuestro antojo. La clase política nos ha demostrado que no sirve, que no está con el pueblo, que es incapaz de solucionar nuestros problemas, ya que los nuestros no son sus problemas. No están a la altura.
Orwell también escribe en su libro: "Se anunció que a partir de ese momento no habría más reuniones los domingos por la mañana, eran innecesarias dijo, y una pérdida de tiempo. En el futuro todas las cuestiones relativas al funcionamiento de la granja serían resueltas por un comité especial de cerdos presidida por él mismo". Y me recuerda tanto al comité de expertos que nunca existió. Ahora, la mayoría de las cosas que leemos en los medios de comunicación son falsas. Hace unos días, en una manifestación vi un cartel que indicaba eso de "Bye bye democracy". Y nadie dice que pueda ser una patraña, pero estaba, existía, se podía leer porque se podía observar. Tal vez lo único que nos queda, aunque a este ritmo parece que lo próximo será que nos pongan una venda en los ojos. Después de todo, ver no es lo mismo que contemplar. Ni lo será nunca.
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