La esquina

José / Aguilar

Balanzas trucadas

16 de octubre 2013 - 01:00

EL Gobierno catalán presentó ayer un documento de 50 páginas pomposamente titulado La deslealtad del Estado con respecto a Cataluña -¡como si él no formara parte del Estado español!- que pretende ser un listado exhaustivo de los agravios, impagos e injusticias en general que el Gobierno de la nación (española) comete con la nacionalidad (catalana). Se atreve incluso a cuantificar los incumplimientos: 9.375 millones de euros. Esta sería la dimensión exacta del robo al que están sometidos. No sé si la Liga Norte italiana se atrevió a tanta precisión para justificar su secesionismo del sur parásito y del gobierno expoliador de Roma.

No es casualidad que la difusión del documento coincida con la decisión del Gobierno Rajoy de hacer públicas las balanzas fiscales de las distintas comunidades autónomas, una vieja reivindicación del nacionalismo, que entiende que Cataluña ingresa al Estado mucho más de lo que recibe de él, une buena razón para independizarse. No les compensa seguir dentro de una España que los maltrata.

El Ejecutivo piensa que a los empecinados del soberanismo les va a salir el tiro por la culata. Sabe que las últimas balanzas fiscales publicadas, correspondientes al año 2005 y basadas en dos metodologías distintas (carga-beneficio y flujo monetario), arrojaron que las autonomías más receptoras fueron Extremadura, Asturias y Galicia, y que Madrid y Baleares fueron más deficitarias fiscalmente -aportaron más de lo que recibieron- que Cataluña. Esta situación no será muy distinta a la actual y, además, no tiene en cuenta otros criterios, como las infraestructuras y la balanza comercial, que arrojarían un retrato más riguroso de lo que cada autonomía gana y cede en relación con el conjunto nacional.

En realidad todo esto de las balanzas fiscales es una gran falacia destinada a la disputa política. Madrileños, baleares y catalanes aportan más globalmente que el resto de los españoles por la sencilla razón de que son más ricos, tienen mayor renta y más actividad empresarial, que es de don de salen los ingresos del Estado. Porque los que pagan impuestos son los ciudadanos y las empresas, no las autonomías. Siempre pongo el mismo ejemplo: Botín, el banquero, padece un enorme déficit fiscal porque seguro que da al Estado mucho más de lo que recibe de éste. Igual que el barrio de Gracia, en Barcelona, sería deficitario mientras el Raval tendría superávit.

Las balanzas fiscales están trucadas.

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