
Crónicas levantiscas
Juan M. Marqués Perales
Sin cortafuegos ni cabezas de turco
fila siete
CineBox Aqualon Puerto Huelva.-- T.O.: 'Side effects'.- Producción: Estados Unidos, 2013.- Duración: 106 minutos.- Dirección: Steven Soderbergh.- Guión: Scott Z. Burns.- Fotografía: Peter Andrews.- Música: Thomas Newman.- Montaje: Mary Ann Bernard.- Intérpretes: Channing Tatum, Rooney Mara, Jude Law, Catherine Zeta-Jones, Vinessa Shaw
Desde su sorprendente Sexo, mentiras y cintas de vídeo (1989), el prolífico Steven Soderbergh ha experimentado toda suerte de géneros cinematográficos, con éxitos tan notables a veces como Traffic -por la que ganó un Oscar- y Erin Brockovich, ambas realizada en el año 2000. Su amplia filmografía en estos años le han deparado premios y reconocimientos diversos en todo el mundo. En esta ocasión nos propone un thriller psicológico con un problema de sonambulismo criminal bajo los efectos de un medicamento experimental que se aplica a pacientes que padecen problemas depresivos.
Los principales protagonistas son un matrimonio acomodado que vive en Nueva York. Emily y Martin gozan de una envidiable prosperidad. Pero todo se viene abajo cuando Emily intenta suicidarse, estrellando su coche contra el muro de un aparcamiento. Tratada por psiquiatra Jonathan Banks, un médico riguroso y responsable, le receta un fármaco, llamado Ablixa, confiando en la recomendación de una colega, la doctora Victoria Siebert, que trató e Emily anteriormente, y que podrá calmar sus estados de ansiedad. Pero, inesperadamente, Emily mata a su marido en una supuesta situación de sonambulismo psicotrópico provocado por el fármaco. Los efectos secundarios suponen un riesgo para cuantos conviven con la joven.
Claro alegato o crítica a la desaforada medicación de una sociedad de desmedido consumo y de excesos múltiples, en esta doble visión de un argumento en el que se mueven ejecutivos y galenos con preocupante adición a los ansiolíticos. Tanto a estos como a la voracidad propagandística de la industria farmacéutica, dedica Steven Soderbergh este ejercicio cinematográfico de denuncia y de intriga, en la que los más complejos elementos le sirven para articular una espiral dramática, ciertamente tramposa en su instrumentación aunque eficaz en sus fines de cara a un público a quien encandila este género.
Desde su presentación en el Festival de Berlín se identificó la película con el cine de Alfred Hitchcock y el de Brian de Palma, incluso alguno apuntó influencias de Las diabólicas (1955), de Henri-Georges Clouzot. Salvando las distancias, sin menoscabo para Soderbergh, las disyuntivas intrigantes de la primera parte de la película superan los planteamientos de la segunda donde parece que el director trata de agradar al público aficionado a la intriga que domina el desarrollo narrativo del film. Buen trabajo interpretativo de Jude Law, no tanto, a mi modo de ver, de la casi irreconocible Rooney Mara y correctas las de Catherine Zeta-Jones y Channing Tatum. En suma una de esas historias en la que no es todo lo que parece.
QUIROGA
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