Rayos y truenos azotan al clan Pantoja desde que Kiko Rivera destapó la caja de Pandora -o de Cantora- confesando en Sálvame Deluxe las infidelidades a su esposa y que padece, de nuevo, una depresión. Lejos de acunar a su 'pequeño del alma', Isabel llamó en directo para reprocharle a su primogénito que no le hubiera contado nada, e incluso que se sintiera así, cuando una pandemia de consecuencias inciertas, devastadoras en todo caso, asola el mundo. "Uno no elige cómo sentirse en cada momento...", escribía al día siguiente el DJ en sus redes, que se han convertido estos días en su desahogo y su medio de comunicación con todos, incluida su madre. "Las palabras se las lleva el viento... 3 días y aún sigo esperando que vengas a darme un beso", ha sido otro de sus post esta semana. Isabel y su hijo cada vez están más lejos. Asistimos a una crisis familiar, un cisma que, como siempre, se dirime en los programas de Telecinco. ¡Menuda pandemia la de la familia Pantoja!

Mientras la folklórica pulsa el botón verde (el rojo poco, muy poco) y da sonoros besos (el programa se grabó antes del coronavirus) a los pequeños concursantes de Idol Kids, su hijo reclama un cariño que necesita más que nunca, afirma. Pero la mano dura de la Pantoja a la hora de educar a su hijo llega tarde, muy tarde. A Kiko, quien por fin se ha logrado sacudir el apodo de Paquirrín, siempre le ha sacado las castañas del fuego el rol de 'hijo de...' Se ha dedicado a la música, a hacer caja concursando en realities, y a montar espectáculo abrazando a su madre por platós varios. Pero, ¿quién es en realidad Kiko Rivera? Un niño mimado, un simpático sin oficio ni beneficio, un juguete roto del mundo de la televisión.

Isa Pi es otro tanto más, la pequeña del clan para colmo. De momento, disfruta de su fiesta de compromiso con Asraf. Para pronosticar que las idas y venidas de esta pareja aún darán mucho qué hablar no hay que ser Esperanza Gracia. La ex-Chabelita colabora en El programa de Ana Rosa y ha dejado de lado su penoso debut musical. De nuevo, sin oficio ni beneficio.

¿Qué les pasa a algunos hijos de famosos que no saben ser felices? Les ocurre la vida fácil, que los focos les deslumbran y no aciertan a ver la realidad de una crisis sanitaria que está matando a mucha gente y ahogando la economía familiar de innumerables hogares. Por eso Kiko no tiene derecho a quejarse. En el actual contexto no hay cabida para la protesta personal ni para la disputa política. Lo que hay es que ser solidarios y precavidos. Ponerse en el lugar del otro. Un ejercicio que a Kiko, y también a Isa Pi, les resulta extraño y ajeno. Tanto como a la propia Pantoja, quien no pone los pies en el suelo ni cuando pisa el plató de Idol Kids. Podrá ser ídolo de la copla, pero no un ejempli a seguir como persona.

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