Orgullo y prejuicios

Aficionados del Recre, desesperados, se llevan las manos a la cabeza durante el último partido.
Aficionados del Recre, desesperados, se llevan las manos a la cabeza durante el último partido. / Jesús Fernández

06 de mayo 2025 - 03:08

En lo institucional, máxima tranquilidad”, respondió amablemente en X el supuesto secretario técnico del Recreativo, David Ortega, a un gran recreativista preocupado que le cuestionaba sobre el pago a Hacienda. Se agradece el gesto, David, pero vivís en la Luna. ¿Cómo narices va a estar tranquila una afición que salvó a su club, con muchísimo esfuerzo, de un parásito que casi hace desaparecer al Decano, precisamente, por no pagar?

A la hora en la que se envía este texto aún nadie en el club ha dicho ni mu sobre algo tan vital, como siguen sin ser revelados los supuestos inversores que están detrás de esta compra. ¿Se esconde eso por táctica, miedo, vergüenza…? ¿Se esconderían si compraran una entidad hoy en la élite? Todos son supuestos porque, hasta que no demuestren lo contrario, no son dueños de nada. Bueno, sí, de unos movimientos absurdos en el primer equipo que lo están llevando, junto a la espectacular obra de Arias y compañía y salvo milagro, a otra catástrofe. Se necesitaban mil retoques en invierno y trajeron sólo dos jugadores para la más absoluta nada y un entrenador que, al mes de llegar, ya estaba amortizado. Delanteros, narices, delanteros. Ahí estaba el mayor de los problemas. ¿Pineau ahora? ¿De verdad? “Es que el proceso… Es que Gildoy…”. ¿En serio? Si no sabíais dónde os metíais ni contra quién os movíais es que vais más perdidos de lo normal. Pero en la foto final van a salir los de antes, el de siempre y los de ahora, claro está. De hecho, van (vamos) a salir todos, hasta los aficionados; en otro plano, pero también saldrán. Entre los discursos acomplejados, las zancadillas de Mr. Heroico y la acción/inacción actual el Recre se hunde con aburrimiento y anestesia general. Ni de los más fieles han sabido tirar para reaccionar como sí pasó otros años en situaciones mil veces peores que ésta. Ésa era la otra gran baza que teníamos faltando todo lo que faltaba en el campo, pero ‘na’. Una torpeza descomunal.

¿En quién hay confiar para el curso que viene? ¿En quien trajo a Bahachille y a Gálvez? ¿En quien echa tarde a Vélez? Difícil va estar. Y algo más: ¿a nadie más le avergüenza el estado del estadio y alrededores? ¿A nadie más le abochorna ver asientos sucios y rotos desde hace años o comprobar que una esquina del campo sigue sin arreglar? ¿Tampoco los responsables de turno van a poner solución a grietas que dan auténtico pánico? ¿A qué van a esperar? ¿También en eso se va a ir tarde y mal? El círculo vicioso: destrozados, casi descendidos, sin pagar y sin hablar. Ya sólo falta otro videíto graciosillo de jugadores compitiendo en habilidad. Al menos que estos saquen el orgullo en Marbella como lo sacaron el pasado domingo en la matinal; del resto, la cruda realidad dirá.

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