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Esa obra de arte escondida en Youtube desde hace ya unos cuantos años debería ser la banda sonora de esta temporada en el estadio del Decano. La próxima vez que el gran Adolfo Zarandieta ande por las redes y abra el turno de sugerencias para reproducir por la megafonía la música más deseada del personal habrá que indicarle esa canción: sí, ‘Ataque catitardia’, del tal Guerry Córdoba. Espectacular. Idónea para esta temporada. Para esta década tan ‘graciosa’ y que se está haciendo tan larga, en realidad. Ah, ¿qué no han disfrutado aún de esa preciosa melodía ni de esa maravillosa interpretación? Pues ya están tardando. De nada.
No recuerdo setenta minutos tan sosos de un partido en casa desde el último, como tampoco ver tantas caras desencajadas con un gol en el descuento desde ese mismo. Como repitamos en dos semanas empezaremos a creer en meigas. Porque… ¿esto se va a quedar así ya para siempre? ¿Va a ser todo el curso igual, con contemplaciones y tratando de mantener un control pocas veces efectivo durante ochenta minutos y pareciendo el Madrid de Juanito, o el reciente con remontadas inverosímiles, cuando jugamos más con el alma que con los pies? A ver, que si la cosa acaba comiendo perdices me apunto, pero convendría avisar al respetable para que nadie se vaya antes de tiempo (ya pasó en Mérida) y para mantener cierto equilibrio emocional cuando la cosa se tuerza.
Me preguntaba un compañero de profesión –y, sin embargo, buen amigo- si firmaba el empate en Antequera, ante el líder, este primer domingo de diciembre. Ni medio segundo tardé en contestarle que sí, evidentemente. Luego ya me acordé de cómo nos escapábamos de algunas calles sin salida aquel año en 2ª RFEF, de Segovia o del 11 de junio… y con esa sonrisilla ilusionante que usted se puede imaginar ya le dije que bueno, que un punto no se firma a estas alturas: es muy difícil, pero a por ellos. Claro que también firmo un árbitro que no nos tangue ni media. Sé que hay a quien le flipa seguir incidiendo en este aspecto pero lo entiendo: suele ser justo esa misma gente que necesitaba que los Power Rangers dijeran sus colores mientras se presentaban. Lo dicho, algún día tiene que sonar la flauta fuera de casa. De momento esta semana estamos alegres ‘ma non troppo’, que decía aquel. Que el precipicio y el cambio de manos aún están llamando a la puerta…
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