Así en el barro… ¿recuerdan?

30 de abril 2025 - 03:07

Entre apagones e historias tan increíbles como ciertas que nos toca vivir en este país de pandereta que nos está quedando provoca un poco de rubor preocuparse por asuntos poco importantes, pero como para nosotros el primer equipo de España es de todo menos banal, permítanme.

Cuando el Decano cayó a quinta división todos los que estaban dentro hicieron -y todos los que les rodeábamos hicimos- tal ejercicio de necesario reseteo que hubo un momento en el que los motivos del desastre importaban cero porque el obligado resurgir lo engullía absolutamente todo. Daba igual cómo y con quién, pero no se dudó ni un instante de que nadie, tuviera el papel que le tocara, podía fallar desde el día uno de la temporada 21/22. De hecho, hasta el entrenador de entonces se cabreaba por no ganar, en pretemporada, a un equipo de superior categoría, lo que mostraba claramente de qué iba el cuento. El maravilloso ambiente que se creó desde lo más bajo se torció un tanto luego pero el objetivo se cumplió… y a seguir escalando tocaba. Tras el loco estreno de ese curso en Los Palacios hablábamos en este rincón de lo emocionante que fue ver a esos recreativistas que llenaron el Marismas, en el peor momento del Decano de toda su historia, vibrar tanto o más que cuando los mismos recorrían los mejores campos de España en la élite o vivieron aquella final de Copa. Soltamos aquí esa frase de ‘Así en el barro como en el cielo’ que quizás algunos de ustedes recuerden y que hacía referencia a que dos tesoros, la fidelidad y el cariño de la grada albiazul, no tenían precio.

Pues el barro sigue aquí, amigos. De hecho, nunca nos lo quitamos de encima pese a las limpiezas de los dos ascensos seguidos. Salimos casi como nuevos de ambos, pero la tercera división, que es ésta aunque se llame ‘Primeraref’, sigue siendo barro: no les cuento qué entiendo que es, para un club con la historia y la masa social como el nuestro, volver a ‘Segundaref’, que no es una segunda, sino una cuarta; puñeteros eufemismos…

La anestesia y la apatía provocadas por el eterno fantasma, la horrorosa y difícil gestión durante su vuelta/no vuelta/venta/no venta y el no saber reforzar el equipo ni en verano ni en invierno (vaya regalitos) son nuestra condena. Si hay milagro -lo dudo, ojalá-, será otro guiño del cielo. Si no llega, como se intuye, vayan mentalizándose de que o se exige al milímetro desde el día menos uno o tendremos otro problema que será aún mucho peor que el del barro. Porque exigir siempre unos mínimos es la mejor manera de apoyar. A mí de ese burro ni un encantador de serpientes me va a bajar.

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