El parqué
Continúan los máximos
En este mundo existen entidades deportivas de todos los colores. Las hay que tienen en la figura de su mandamás -normalmente, muy pudiente- su símbolo; las hay en los que el entrenador se mimetiza tanto con el club, los jugadores y su entorno que es él quien se erige en líder absoluto y actúa como tal en el césped, en la proyección externa y hasta en la psicología de sus aficionados; otros se basan en una genial estrella sobre la cual gira todo siendo ésta su auténtico faro y guía. Algunos crecen exponencialmente por un director deportivo que, cada año, rehace a su equipo y saca petróleo de donde no había. Seguro que usted, estimado lector, es capaz de encajar varios ejemplos en cada una de esas modalidades que aquí se han señalado.
Tengo curiosidad por conocer cuál va a ser el modelo de Capital Partners/Adrián Fernández para el Decano; qué se va a intentar, al menos. Claro que atendí las palabras de su presentación, pero es que todas las presentaciones suelen ser parecidas así que ese esbozo me vale de poco. Teniendo claro que aún lo primordial es sobrevivir en lo deportivo y en lo económico -perdón, pero aquí todo el mundo es sospechoso hasta que se demuestre lo contrario, que en lidiar con peligrosos parásitos somos expertos, ¿verdad?-, a ver si en breve podemos analizar sus primeras pinceladas serias. Y me da igual (en esto sí) que el equipo esté en una categoría o en otra porque la ambición, en 1ª o 2ª RFEF, y las vueltas de tuerca que necesita este bendito club entiendo que deben ser las mismas.
Comprobar, año tras año, el potencial ampliamente desaprovechado del Recre, que ha movido en esta tierra lo que parecía imposible hasta en sus peores momentos de siempre, es lo que más mosquea… y más ilusiona, al mismo tiempo, por si alguien es capaz de encauzarlo de una vez por todas. Pero ese estadio envejecido y mal hecho desde el inicio -lo de las cuatro esquinas vacías es para llevar al TEDH al arquitecto y al que se lo permitió al arquitecto-, un departamento de historia infrautilizado (¡en el pionero!), una comunicación, defensa de lo propio e imagen muy mejorables… y una trayectoria futbolística mediocre en la última década proyectan poco lo que deberíamos ser. Por eso, estimado Adrián, cuidado con las riendas y a quién se las da (si es que las cede y no las controla usted todas, que no sabemos); cuidado con los que le aplaudirán como focas en sus errores porque serán los primeros en clavarle el puñalito por la espalda; cuidado con los complejos con instituciones poderosas ante las que este club ha solido agachar cobardemente la cabeza… Ah, y cuidado con jugar con nosotros. El último que lo hizo algún dolor de cabeza sufrió, créame. Le deseo tino para elegir el atalaje, que aquí pesa todo una barbaridad. Hasta los años pesan; 135, nada menos y nadie más.
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