Juanma G. Anes

Dientes, milagros y gestas

La Platea

28 de mayo 2019 - 01:47

Esto no va a ser un panegírico hablando de mitos y leyendas, de gestas heroicas ni de goles o remontadas impensables que se hicieron realidad. Este espacio no va a llamar a las armas ni a hacer símiles entre los onubenses y la batalla de las Termópilas ni a comparar al recreativismo con soldados incombustibles, cual héroes del Desembarco de Normandía, de cara al próximo duelo frente al Fuenlabrada. Tampoco esta Platea se va a convertir en una fábula de esas que hablan de moscas sin alas que lograron cruzar el océano ni de astutas hormigas que vencieron a leones usando la fuerza del grupo. Nada de eso; este conjunto de palabras no va perder tiempo en tratar de convencer de nada a nadie.

¿Y saben por qué este espacio no va ir por ahí? Porque es que todo lo relatado con anterioridad ya se ha conseguido aquí; todo lo que parecía imposible en esta tierra, por los colores blanco y azul ya se ha logrado. Que sí, hombre, que no se puede olvidar: que el Real Club Recreativo de Huelva estaba muerto, metido en una caja a varios metros del suelo y con cientos de kilos de arena encima y, entre todos, logramos sacarlo de esa maldita tumba hasta llevarlo a este mes de mayo más vivo que nunca. Que este bendito club lleva mucho tiempo haciendo realidad lo imposible, saliendo a flote cuando le habían tirado al mar con bolas de mil kilos atadas a cada uno de sus pies; que se ha salvado de la Tercera de forma milagrosa y que ha quedado primero de grupo tras una remontada no vista por estos lares en casi 130 años de vida; hasta ha regateado un descenso administrativo parando el reloj a las doce del mediodía de un 30 de junio. Aquí ya hemos visto más de un milagro, así que no pensemos que no haya muro, aunque sea duro, madrileño y de tres metros de alto, que no se pueda derrumbar.

El domingo, con el bajón aún rondando, me lo recordaba mi amigo Curro: "Un día volvimos de Soria llorando; aquel recibimiento cambió la historia y, a la siguiente oportunidad, ascendimos. Ahora esa oportunidad es el próximo partido". Y así es. Aquí hay que morir matando. ¿Pero cuándo se ha visto que a un resucitado le dé miedo un batacazo, aunque éste haya sido muy gordo? ¿Ahora nos vamos a venir abajo? ¿Ahora nos vamos a rendir? Claro que no. Ahora vamos a apretar los dientes más que nunca. Que a nadie le quepa duda.

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