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Que Alberto Monteagudo se haya hecho cargo del Recre tras la temporada del casi se traduce -al menos, así lo entiendo yo- en la señal principal de la apuesta del club por intentar volver a mirar hacia arriba. Remarco lo de intentar, porque en esto del fútbol ya sabemos que muchas veces dos más dos no son cuatro; sólo hace falta recordar cómo transcurrió la primera temporada eurosamopiana en el Decano, aquella en la que varios supuestos fichajazos -qué miedo me da esa palabra- como Marc, Sergio, Boris, Lazo, Luque, Santamaría, etc., nos iban a llevar a la gloria y casi nos mandan a un infierno aún peor que el actual, que ya es decir. Eso sí, pasamos de rozar el averno a prácticamente elevarnos al cielo en sólo un año, que no está nada mal. Lo triste es que seguimos en el limbo. Claro que la clave de esa horrible temporada, y en eso creo que coincidimos la mayoría, estuvo en el banquillo y en su manifiesta inexperiencia, hecho que no pudo ser maquillado con el juego de la silla que se originó después y de ahí lo de traer a Salmerón la temporada pasada: los experimentos, mejor con gaseosa.
El entrenador almeriense mantuvo al equipo en equilibrio en los peores momentos y logró un primer puesto espectacular. Pese a la decepción de las eliminatorias por el ascenso yo no me atrevo a ponerle muchos peros en lo deportivo, qué quieren que les diga. Es cierto que tenía el listón muy bajo cuando vino, pero lo dejó realmente alto para el siguiente así que Monteagudo, con algunos mimbres menos, va a tener que construir un cesto que merezca mucho la pena. Ya saben: el paladar se acostumbra muy pronto a la buena mesa, aunque no conviene olvidar que nuestra mesa aún tiene varias patas cojas.
El albaceteño, con experiencia en los banquillos y en plazas importantes, conoce bien la tierra, la casa y a muchos de los que giran alrededor del Decano, aunque en veinte años la cosa ha cambiado bastante. Yo sólo espero que sea capaz de ofrecer un Recre digno y sin complejos dentro y fuera del Colombino. Ah, y que sepa aislarse tanto de quien le va a poner en la diana desde el primer minuto en San Fernando (que lo habrá) como del que le proclamará Entrenador del Siglo (que también lo habrá) si el Recre regresa de allí con una gran sonrisa. Porque no hay nada más cierto que eso de "líbreme Dios de mis amigos…"
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