La vuelta de Bodhi
Crítica de Cine



'POINT BREAK (SIN LÍMITES)'
Multcines La Dehesa Islnatilla, Cines Aqualon Puerto Huelva, CineVip Lepe, Al Andalus Punta Umbría y Cines Artesiete Holea Huelva.- Producción: Estados Unidos, 2015.- T.O.: 'Point break'.- Duración: 113 minutos.- Dirección: Ericson Core.- Guión: Kurt Wimmer inspirado en el guión de Peter Ilift.- Fotografía: Ericson Core.- Música: Junkie XL.- Montaje: Thorn Noble.- Intérpretes: Teresa Palmer, Luke Bracey, Édgar Ramírez, Ray Winstone, Delroy Lindo, Bojesse Christopher, Tobías Santelamann, Matías Varela, Clemens Schick, Nikolai Kinski, Jaymes Bull
Este thriller de acción que arranca con una impresionante secuencia de motociclismo no es más que una vuelta a una películas de culto -al menos así se considera cuando se habla de ella- Le llaman Bodhi (1991), de Kathryn Bigelow, de calidad discutible pero de referencia notable en su estilo. Algunos pueden preguntarse si en verdad se trata de un remake. Sea o no sea así, la trama es la misma o al menos toma gran parte de ella, de la que el director, Ericson Core fue su fotógrafo. Pero también lo fue de A todo gas (2001), de Rob Cohen, de la que también ha asimilado bastante. Como quiera que sea esta versión resulta muy inferior y si quiere aprovechar la estela de aquel éxito, tal vez no sean muchos quienes la recuerden.
Estamos ante uno de esos trepidantes relatos de los que suelen ir cargados de abundante adrenalina cuyo protagonista es un joven agente del FBI, Johnny Utah, infiltrado en un equipo de atletas de élite cuyo líder es Bodhi. Se sospecha que integran una banda autora de una serie de crímenes perpetrados de manera extremadamente inusual. Unos y otros son campeones de deportes de alto riesgo: motocross por rutas sinuosas e inaccesibles, descenso de cumbres alpinas en skateboard o surfismo en condiciones extremas. Convenientemente encubierto Utah hará todo lo posible por desenmascarar a los artífices de golpes ideados de forma insólita para desestabilizar los mercados financieros y hundir el sistema.
Parece que la mejor intención de la película, si es que la tiene, es brindar a los espectadores un vibrante espectáculo de intriga y acción en tres dimensiones. Es la forma de ofrecer al público, de limitadas exigencias cinematográficas, esas emocionantes secuencias rodadas en los más diversos y llamativos lugares, lo cual ha permitido localizaciones extraordinarias a lo largo de cuatro continentes y once países que permiten el máximo lucimiento de la fotografía y los efectos especiales. Todo ello en la exhibición de deportes extremos con el asesoramiento de los más cualificados especialistas en tan diversas modalidades.
El resultado es consecuencia lógica de haber seguido más las secuelas de la saga Fast and furious, que ya están próxima a su décima entrega y por la que han pasado otros tantos directores, que a la referencia más noble, Le llaman Brodhi, como muchos podrían pensar. Pone su máximo potencial visual en las vertiginosas secuencias de riesgo, saltos al vacío y otras muestras de peligro más extremo. Todo provisto de una estética al servicio del espectáculo y de la más pura acción Por lo demás tanto la trama como sus intenciones ecologistas son tan discutibles como sus enfáticos diálogos cuajados de la más ridícula simpleza. Puede ser la vuelta de Bodhi pero bastante frustrada.
QUIROGA
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