La sofisticación tiene un nombre


CineBox Aqualon Puerto Huelva, CineVip Lepe, Multicines Al Andalus Punta Umbría y Cines Artesiete Holea Huelva.- Producción: Estados Unidos, 2015.- T.O: 'Mortdecai'.- Duración: 105 minutos.- Dirección: David Koepp.- Guión: Eric Aronson basado en la novela de Kyril Bonfiglioli.- Fotografía: Florian Hoffmeister.- Música: Mark Ronson y Geoff Zanelli.- Montaje: Jill Savtt.- Intérpretes: Johnny Depp, Gwyneth Paltrow, Ewan McGregor, Olivia Munn, Paul Bettany, Jeff Goldblum. Dania Ramirez, Michael Culkin, Jonny Pasvolsky, Ulrich Thomson
En el variopinto mundo de la crítica cinematográfica, y no me excluyo de ese entorno, hay corrientes que no dudan entronizar a determinados directores casi a las primeras de cambio. Con el mismo apresuramiento están dispuestos a derribarlos del pedestal que ellos mismos han elevado como furibundos iconoclastas. Eso pasa con el realizador de esta película, David Koepp, escritor y guionista de algunos de los grandes éxitos taquilleros de los últimos tiempos. Recordemos Parque Jurásico (1993), Misión imposible (1996) y Spider Man (2002). Quizás su mayor prestigio se deba a sus guiones para las películas de Steven Spielberg, que ha revalorizado realizaciones suyas como Suspicious (1994) -su opera prima-, The tigger effect (1996) y El último escalón (1999).
Afortunado adaptador de autores de éxito popular ahora es la novela de Kyril Bonfiglioli No me apuntes con eso, que en este caso Eric Aronson ha convertido en guión, Es el primer libro de una trilogía cuyo protagonista es el disoluto y tragicómico coleccionista de arte Charles Mortdecai, publicado en los años setenta. Desde un arranque rutilante y sugestivo el realizador nos brinda un panorama que atraerá a esos degustadores de un cine ligero, desenvuelto y de escenarios fascinantes: fastuosas mansiones, suntuosas residencias palaciegas, aperitivos en lujosos restaurantes con ventanales con vistas al Támesis, persecuciones a bordo de automóviles de alta gama, extravagantes millonarios estadounidenses, coleccionistas de cuadros valiosos, galeristas, falsificadores, aristócratas arruinados y mayordomos estoicos.
En este ámbito de comedia grotesca y aventura imprevisible el excéntrico y sofisticado marchante de arte Charlie Mortdecai, lord Mortdecai, cuyo bigote -de tradición familiar-, exaspera a su esposa, se ve complicado en la arriesgada operación de recuperar un cuadro, la duquesa de Wellington de Goya, dado por perdido y que alguien robó, cuando una restauradora trabajaba sobre él. Completamente arruinado y con cuantiosas deudas se ve obligado a vivir las más extrañas circunstancias. Inacabables peripecias le pondrán en la pista de la codiciada pintura en la que se inscribe el código de una cuenta bancaria de los nazis. Los desconcertantes avatares de la historia llevarán al protagonista desde Londres hasta Moscú y los Ángeles, donde sobrevivirá gracias a la fortaleza y habilidades de su fiel y sufrido mayordomo y a otros sorprendentes golpes conflictivos o de fortuna.
El director, David Koepp, en una narrativa previsible, abunda en los gags propios de la comedia de atracos y acción, parodia del cine de agentes secretos, prodigada en numerosos pasajes de evidente dinamismo, situaciones caricaturescas y burlonas, con diálogos en ocasiones ocurrentes y afortunados, a veces estrafalarios y superficiales, ha confiado en el histrionismo de algunos de los intérpretes para desplegar todo el repertorio cómico de tan extravagante argumento al estilo de los cómics de animación. Especialmente de Johnny Depp que desborda todos los registros cómicos, gestos, muecas, aspavientos, guiños y ademanes burlescos de que es capaz. El famoso actor sobreactúa hasta la exageración en su sofisticación superlativa. Algo que ya le vimos en sus actuaciones de la interminable saga de Piratas del Caribe y que creíamos ya había agotado. Lo más estimulante, quizás, las secuencias de la casa de subastas del final. Tal vez interese a los amantes del arte si no son muy exigentes en el género de la comedia.
QUIROGA
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