Un rincón para la Peña La Soleá

En la noche del pasado viernes, la Peña Flamenca de Huelva recibe la visita de la Peña La Soleá de Huelva, a la que se le decicó un rincón dentro del salón de actos, llamado Rincón de la Soleá.

Asistió el cuadro de cante de la citada asociación a actuar en la peña de Huelva, mas el sentido en sí era tener una segunda casa, creándose al efecto el espacio antes citado, para sentar un precedente con objeto de que las demás peñas de la capital imiten el gesto y así alcanzar una armonía fraternal flamenca. Todo esto nos lo contaría Manolo Montilla, secretario de la Peña Flamenca La Soleá y tesorero de la Unión Local de Peñas Flamencas, antes del inicio del evento.

Edurado H. Garrocho, presidente de la peña anfitriona, presentó el acto al estilo de nuestro recordado escritor y poeta Juan Gómez Hiraldo, con un "buenas noches familia". Elogió la actitud de la peña que nos visitaba, a la que considera hermana, entrañable y amiga. Manuel Montilla Parrales repite todo lo que dijo al principio, y quiere que este motivo sirva para afianzar más las relaciones y a la vez conseguir que el flamenco esté mas unido.

Una vez concluida la disertación correspondiente, se procedió a la colocación en una columna del azulejo de la Peña La Soleá que antes hicimos referencia.

Pasamos al arte en sí. Se presentó al cuadro de cante, compuesto por Curro Gil, Mónica Ferrera, Rosa Maestre, al cante y al toque Carmelo Vides.

Asistió la profesora de la escuela de cante y del cuadro de la citada peña, Loli Carbonell, esposa de Manolo Montilla, al igual que muchos aficionados de ambas entidades flamencas, como José Luis Vázquez Fernández, buen aficionado jabugueño; Antonio Suárez Mato, buen pintor y aficionado; Manolo Carbajosa, Juan Castro, Manuel Bellido, José Manuel Pineda, José Corbacho, cantaor madrileño, y un largo etcétera.

Empezaría Curro Gil, con cantes de Málaga, con malagueñas, primero la de Enrique El Mellizo, después por La Peñaranda, para rematar por rondeñas . Bien cantas, con mucho gusto y entonación, que gustaron al publico.

La siguiente fue Rosa Maestre, con cantes de Cádiz, alegrías alusivas a la mítica cantaora La Perla, muy conseguidas. Mónica Ferrera, canta soleares de Alcalá y las de Triana. Las interpretó en su justa medida, con una voz idónea para este cante tan singular. La guitarra de Carmelo estuvo muy acertada y el público así lo agradeció.

Termina la primera aparte con una ronda de fandangos, dos para cada uno. Curro hizo uno de Huelva y otro de Rengel; Rosa, por Alosno; Juan María Blanco y La Conejilla y Mónica, por Huelva y valiente de Alosno.

Tras un pequeño paréntesis, vuelve el cuadro al escenario. Curro Gil empezaría con petenerasque cantó con mucha facilidad y con dominio de este palo. En segundo lugar, Rosa Maestre canta tangos, con letras tan superconocidas, que gusraron a la concurrencia por la gracia de esta joven cantaora al entonar los tientos-tangos.

Por ultimo Mónica Ferrera, por seguiriyas. Buena entrada le dio el tocaor, Carmelo, que esa noche estuvo sembrao. Empezó con "Y este luto que llevo en mi corazón, y desde niña, que este flamenco a mí me dejo", para rematar por el macho tan sabido de memoria para los aficionados "Perdóname, por Dios, que ese gitano, y se llevo la llave de mi corazón". Mucho gusto y mucho le aplaudieron. Le salió bordao y fue valiente la cantaora por lo difícil y compleja que es el cante por seguiriyas.

Al igual que en la primera parte, se termina por fandangos. Curro, hizo uno del Pichichi, otro de Corruco de Algeciras y otro de Rengel. Mónica, el primero de Alosno antiguo y el otro valiente de Huelva.

Para terminar, de pie en el escenario el cuadro canta primero un cante del Alosno y después, el himno de su peña. Sonoros aplausos y vivas le ofreció el público en un acto, como decíamos al principio tan especial.

Una vez terminada la actuación de la Peña Flamenca La Soleá, el presidente, Eduardo H. Garrocho, como algo sumamente excepcional, invita a cantar, fuera de programa, a un cantaor profesional extremeño afincado en Madrid, de nombre José Corbacho, que nos deleita como colofón, por tres fandangos de su maestro, Porrina de Badajoz, que interpretó a la perfección.

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