Cultura

El poder de la Biblia

Multicines La Dehesa Islantilla, CineBox Aqualon Puerto Huelva y El Condado Cinemas 7.- T.O.: 'The book of Eli' .- Producción: Estados Unidos, 2009. - Duración: 120 minutos. - Dirección: Albert Hughes y Allen Hughes. - Guión: Gary Whitta. - Fotografía: Don Burges. - Música: Atticus Ross. - Montaje: Cindy Mollo. - Intérpretes: Denzel Washington, Mila Kunis, Gary Oldman, Michael Gambon, Jennifer Beals, Ray Stevenson, Frances de la Tour, Evan Jones, Joe Pingue, Tom Waits.

He aquí una ocurrente mezcla de drama, acción, ciencia-ficción y film catastrófico, con todo el aire de un western envuelto en una especial cosmogonía apocalíptica y letal que nos recrea una visión aniquiladora fatalista, enmarcada en un futuro no muy lejano, unos treinta años adelante, tras lo que parece haber sido una especie de guerra del fin del mundo, una conflagración destructiva y mortífera que ha dejado la faz de la tierra sembrada de desolación, muerte, enfermedad y canibalismo. En esta perspectiva tenebrosa y terrorífica se sucede este relato impresionante en muchas de sus imágenes, que realza, hay que apresurarse a decirlo, una espléndida fotografía, de Don Burges, que a mí me recordaba la del genial Gabriel Figueroa para películas del Indio Fernández o de Luis Buñuel y de otros muchos importantes directores del cine de Hollywood.

Las primeras secuencias de esta película nos presentan a un hombre que camina solo sobre las tierras de un paraje desolador y agresivo, puesto que en las carreteras solitarias hay pandillas de asaltantes que atacan brutalmente a quienes encuentran, golpeándoles y matándoles cruelmente para robarles. Eli, el protagonista, es un hombre pacífico que elude cualquier enfrentamiento pero que está dispuesto a repeler las agresiones con contundencia mortífera. No defiende su vida, confía en futuro mejor y quiere contribuir a ello. Lleva en su mochila un libro con el que ha cargado durante treinta años como un símbolo de esperanza y redención. Está dispuesto a todo con tal de sobrevivir y poder seguir adelante. Tiene un firme compromiso y una fe inquebrantable. Pero las adversidades se cruzan una y otra vez en su penoso camino. Su peor enemigo es Carnegie, un desalmado cacique en un mundo de ladrones, rufianes y pistoleros, que, conocedor del poder en manos de Eli trata de arrebatárselo como sea.

Esa inconfundible iconografía de western, con toda su parafernalia común de anticipación catastrófica, tiene mimetismos inconfundibles con referencia a Sergio Leone, el gran artífice del spaghetti-western más memorable. Incluso los hermanos Hughes, directores de la película, incluye un silbido alusivo a la bella melodía que se incluía en la banda sonora de la inolvidable Érase una vez en América (1984), compuesta por Ennio Morricone. Pero más allá de esa alusión formal El libro de Eli tiene también toda esa funesta influencia, para bien y para mal, de los ejemplos de un género que, quizás, se haya prodigado excesivamente y que ha generado secuelas que ya parecen inevitables. En lo físico, el paisaje irredento y calamitoso, y en lo personal, seres marginados, patibularios, siniestros y desesperados, el panorama es el que hemos visto otras veces, si bien nada tiene que ver con The Road - La carretera (2009), de John Hillcoat, que veíamos hace unos días y que aún aparece en alguna cartelera provincial, con la que es fácil establecer insalvables distancias.

En cualquier caso esta película llama la atención porque a la simpleza de su anécdota le surgen sin embargo una serie de sugerencias y reflexiones que están por encima de su más sencilla e inmediata consideración. Y hay un trasfondo de índole mística y religiosa en torno al libro objeto de la rivalidad y ambición de los protagonistas que encarnan Denzel Washington, con su talante habitual, y Gary Oldman, una vez más etiquetado de malvado, y que no es otro que la Biblia cuya fuerza generadora de redención parece la solución de tan espeluznante panorama y del que su poseedor dice: "He dedicado tanto tiempo y esfuerzo en cuidar y conservar este libro que he olvidado vivir según sus reglas". Un texto capaz de fortalecer el poder de la fe y reintegrar a los humanos la libertad y la esperanza de un futuro mejor para la humanidad. Un tanto a favor del diseño de producción de Gae Buckley, del vestuario de Sharen Davis y de la música de Atticus Ross.

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