Jerónimo Villarino, un artista onubense modesto y sincero
Historias del fandango
Villarino fue, principalmente, un guitarrista de acompañamiento, que hizo su carrera en Estados Unidos y que participó en varias películas en la época dorada de Hollywood
Jerónimo Villarino, guitarrista, riotinteño: el asesor de Rita Hayworth en Hollywood
Así se autodefinía Jerónimo Villarino: un artista modesto y sincero que siempre fue fiel a su esencia flamenca: “Me gusta dar al público lo que pide, y el público adivina mi sentir y por eso me aplaude. Soy un sincero admirador de todas las artes, pero vivo enamorado del arte flamenco, que llevo en el alma desde que nací y el que ejecuto como Dios manda. Todas mis composiciones saben a canela y a clavo, que son las especies con que se adereza el cante jondo”, manifestó en una entrevista [1].
Guitarrista de cine
Los años 40 y 50 del siglo pasado fueron los años gloriosos en que todo lo flamenco dominaba ampliamente el gusto por las músicas extranjeras en Estados Unidos. Cuando Villarino aceptó la encomienda de dirigir la parte flamenca de la película de Rita Hayworth, ya tenía un amplio recorrido como guitarrista de acompañamiento en el cine y en los escenarios. Fue el guitarrista preferido de Antonia Mercé La Argentina, con la que mantuvo gran amistad.
La bailaora dijo de él en una ocasión que “cuando toca Villarino su guitarra de cuerdas de acero me siento más española que nunca y mis pies comienzan a bailar solos”. Agradecido, cuando le recordaron este comentario, reconoció que ese aprecio de la Mercé era para él “más que si me hubiera tocado el premio gordo de la Lotería de Navidad”. También fue el guitarrista en Estados Unidos de Encarnación López La Argentinita, de Vicente Escudero y de Carmen Amaya, los más grandes del baile flamenco de su tiempo.
En 1941 había intervenido como tocaor en la película Sangre y arena, basada en la novela del mismo título de Blasco Ibáñez, y dirigida por Rouben Mamoulian, en la que también fue protagonista Rita Hayworth. En Follow the boys, película de 1944 que en España se tituló Sueños de gloria, acompañó el baile de Carmen Amaya junto con Sabicas. Y también acompañó al bailaor José Greco en la película La vuelta al mundo en ochenta días, en 1956. Cuando le llamaron para asesorar a Rita Hayworth, ya llevaba cuatro años acompañando el baile de Antonio y Rosario, Los Chavalillos Sevillanos, con los que había recorrido las Américas central y del sur.
Discografía
Fue más guitarrista que cantaor, pero le gustaba cantar y grabó varios discos de pizarra en los que dejó constancia de su gran conocimiento de los cantes [2]. Gracias a la Sociedad de Pizarras y flamencopizarra (Flamendro), que ha recuperado grabaciones de Villarino, podemos escuchar tanto su toque como su voz, ya que canta varios temas, entre ellos unos fandangos. En una grabación de 1944 encontramos ocho intervenciones: 1) Un toque solo de tanguillos; 2) Acompañando a La Gitanilla en la copla La canastera; 3) Él mismo se acompaña tocando y canta tres fandangos con aire huelvano [3]; 4) La canción por bulerías Rocío, toque y cante de bulerías que ejecuta él mismo recordando a Canalejas; 5) Un solo de zambra mora; 6) Acompaña a La Gitanilla que canta Herencia gitana o Soy de la raza calé; 7) Toque potpurrí por soleares, caña y alegrías; 8) Ay, Maricruz, bulerías que canta y se acompaña; 9) Granaína, toque solo. Villarino fue autor de letras y música de canciones populares que interpretaron La Gitanilla y otras artistas.
En otros audios acompaña, junto con Paco Amaya, a una cantaora desconocida llamada Gloria Valiente La Niña Valiente, en una grabación de 1944 efectuada al parecer en Argentina. La acompaña cantando fandanguillos, malagueña, granaínas, bulerías, fandango y cuplé por bulerías.
Lamentablemente, Villarino no aparece en el Diccionario Enciclopédico del Flamenco más que con una escueta reseña sobre un disco con un toque por soleares.
El guitarrista huelvano que llevó a Estados Unidos los aires flamencos auténticos, a los que se mantuvo leal durante toda su vida profesional; el guitarrista que acompañó a las más grandes figuras del baile de los años 40 y 50 en aquel país; el que dejó su toque ortodoxo en varias películas de éxito de su tiempo… es hoy una figura diluida en los territorios del olvido.
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