Jerónimo Villarino, guitarrista, riotinteño: el asesor de Rita Hayworth en Hollywood
Nació en Riotinto, emigró a EE UU cuando la Guerra Civil, fue un magnífico guitarrista y asesor de Rita Hayworth en una película de contenido flamenco
Fue flamenco desde niño. Nació en Riotinto en 1899 y falleció en Los Ángeles, Estados Unidos, en 1972. Vivió un tercio de su vida en España y el resto en aquel país de promisión para los flamencos, donde fue un guitarrista muy apreciado por su calidad profesional y por su talante [1].
Desde pequeño tuvo afición a la guitarra y compartió parte de su niñez y las primeras lecciones con el otro gran guitarrista de su pueblo, Manuel Gómez Vélez Manolo de Huelva. Recibió clases de Ramón Montoya y fue buen amigo de guitarristas como Luis Maravilla y Andrés Segovia. Ya como profesional, comenzó a tocar a los once años, siempre arropado de buenos artistas. Su primer viaje a Estados Unidos para trabajar lo hizo en 1920.
Se marchó cuando la Guerra
Cuando estalló la Guerra Civil en 1936, se marchó a aquel país definitivamente. A poco de llegar, ya en agosto, participó como guitarrista acompañante en la inauguración del Teatro Cervantes en Nueva York, donde tuvo una actuación destacada acompañando el baile de Carmelilla Pérez y a la cantante y actriz mejicana Consuelo Moreno, bien conocida por sus actuaciones en la radio neoyorquina. En el intermedio, se cantaron coplas andaluzas y algunos fandangos que interpretó él mismo, como buen aficionado al cante que era.
En su crónica, la prensa local se hizo eco del acto afirmando que los varios números de guitarra que tocó “produjeron tempestades de aplausos”.
Asesor flamenco de Rita Hayworth
Años después, en marzo-abril de 1948, nuestro guitarrista se convertiría en todo un personaje al ser contratado como asesor musical nada menos que de Rita Hayworth. “Jerónimo Villarino es hoy en Hollywood el hombre del día”, encabezaba el artículo Cante hondo, escrito por Elena de la Torre en la revista Cine Mundial.
[Transcribo parcialmente ese escrito porque refleja muy bien el ambiente en que se produjo la elección de Villarino para ese encargo y cómo se apreció la figura de nuestro guitarrista].
“Por arte de magia, de la magia de Hollywood donde se presencian las paradojas más extrañas –proseguía el texto– este hombre modesto y sencillo se ha convertido de la mañana a la noche en un dictador. Y no en un dictador de multitudes anónimas, sino de una soberana a la que Hollywood aclama como una diosa y cuyos caprichos son órdenes. La diosa, acostumbrada a mandar, obedece ahora. El gran guitarrista, exponente genuino de la música flamenca, tiene su sede actual en un foro de la Columbia, donde todos obedecen sus mandatos… La productora Virginia Van Upp visitó en un reciente viaje de placer la mayor parte de los países de la América Latina y volvió tan encantada de sus usos y costumbres que decidió producir una película de ambiente netamente hispano [obsérvese que la productora no tenía muy claro dónde estaba España o de dónde procedía el flamenco]. Para Rita, pensó Virginia Van Upp, no podía haber tema de ambiente hispano mejor que Carmen, la gitana de Sevilla inmortalizada por Merimée, pero olvidando por completo la trama, tal como se hizo en la ópera, y sin utilizar tampoco nada de su música. La película no será así la Carmen conocida por todo el mundo, sino Los amores de Carmen [2], que darán margen a Rita para un nuevo lucimiento de sus facultades de artista, de bailarina y de mujer bella ¡y fatal! [una inspiración sui géneris, vamos]”.
Como se sabe, Margarita Carmen Cansino (1918-1987), la bellísima y seductora Rita Hayworth, tenía sangre sevillana, pues era hija del bailarín Eduardo Cansino, natural de Paradas.
Y una vez diseñado el cuadro de lo que iba a ser la película, comenzó la busca del asesor, conocido como dictador. Aquí es donde entró en funciones Jerónimo Villarino, que lo tenían a mano en Hollywood y era el guitarrista perfecto, conocedor y profesional del flamenco y bien entrenado en la maquinaria del cine, pues había intervenido en varias películas anteriormente. Lo indicó el padre de la estrella, para que se encargara de la parte musical flamenca del filme.
“Yo conocía y admiraba a Villarino como guitarrista hace mucho tiempo, pero no había tenido ocasión de conocerle personalmente… Pronto me encontré en presencia de un español que, a pesar de los años que lleva en Estados Unidos, parece recién llegado de Andalucía”, comentó Virginia Van Upp.
La película Los amores de Carmen se rodó en Sevilla, Osuna, Écija y Córdoba en 1948, dirigida por Charles Vidor. Lamentablemente, el nombre de Villarino no consta en los créditos de la película ni hay aparición suya en escena, pero sí el sonido de su guitarra acompañando para el cante y el baile de Rita Hayworth en unos tanguillos, unas sevillanas, unas bulerías y una zambra.
(Continuará).
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