Al Paco Huelva de 11 años le cayó en herencia de su vecino zapatero un cajón de libros. Era con él con quien se sentaba en una silla de enea en la calle Niebla almonteña, acompañando su lectura de puntadas y remiendos de tacón. Y gracias a él, recuerda hoy el escritor, se convirtió en lector, única identidad en la que se reconoce, alimentada por aquel cajón recibido a la muerte de su compañero de tardes interminables, de esas primeras lecturas de novelas de vaqueros que devoraba de cinco en cinco cada vez que una peseta llegaba a sus manos.

“Tengo ocho libros publicados pero no me considero escritor. Sí soy lector”, insistía ayer durante la presentación del octavo, El valle de Murphy (Editorial Niebla, 2019), que ha llevado al público de la capital en el Salón de Actos del Centro Cultural José Luis García Palacios, de la Fundación Caja Rural del Sur.

Puestos a admitir su condición de autor, Paco Huelva confiesa su preferencia por el formato pequeño. Conocida es su faceta de articulista, sobre todo en estas páginas de Huelva Información, pero a él lo que le gusta es el relato. El relato corto. Ese al que, confiesa, acude en sus libretas llenas de anotaciones de cuando en cuando; a veces espoleado por una lectura aburrida, a veces por ese periodo de creación que surge cuando uno menos lo espera.

En el caso de El valle de Murphy, es mucho más que la predilección del autor. Son 21 relatos, que son también continuación de un título anterior, Los otros que me habitan (Niebla, 2017). Entonces fueron 12 piezas ubicadas en un entorno rural. Ahora lo son en el ámbito urbano. Y aún habrá una tercera entrega de relatos, definidos por su faceta fantástica. Se completará así la trilogía concebida en un principio por el autor, incontenible creador de píldoras narrativas que amenaza con ampliar la colección a varios números más; que el tres no siempre redondea.

Cada uno de los relatos se acompaña de un dibujo inédito de Víctor Pulido

Para ese viaje emprendido dos años atrás, Paco Huelva se acompañó del artista onubense Víctor Pulido, autor de los dibujos que ilustran cada uno de los relatos, 33 ya en total. No está entre ellos el de las cubiertas de esta entrega, obra de una artista belga que en una librería de Madrid encontró Los otros que me habitan. Los dibujos de Pulido, “esa exposición itinerante de inéditos”, fueron el gancho. Pero a la pintora la atraparon después las letras, los relatos. Y a ellos dedicó algunos cuadros, de los que ahora uno es rescatado como guiño a la lectora.

Concluye Paco Huelva con esa idea de que cada libro tiene una lectura, la que le da cada lector. Ahora sus nuevos relatos son lecturas que esperan a su lector.