El fandango era Huelva
Historias del Fandango
El Niño de Marchena le dio al fandango la brillantez y el protagonismo que le convirtieron en el palo más demandado por los públicos.
Cuando llegó a Sevilla, con dieciocho años, el Niño de Marchena contó con la protección del guitarrista andevaleño Manolo de Huelva. Los dos se hacía amos de las fiestas. Su primer disco de fandangos (“De orillo barcelonés” y “Espero que el alba venga”) –lo cuenta Valderrama- fue lo que se dice en términos coloquiales un pelotazo, una explosión sensacional. Y añade en sus memorias que “Marchena impuso el fandango como palo en sí mismo”. Eso tuvo de revolucionario y de aporte a los de Huelva, porque fue el cantaor foráneo que mejor expresó el compás y el aire huelvano de los fandangos, según los discos nos permiten escuchar. Aquella garganta prodigiosa dibujó, como nadie lo había grabado hasta entonces, el fandango de Huelva. Este es un mérito que conviene resaltar porque, en contra de lo que afirmaba Chacón –que no lo apreciaba- Marchena participó en la revolución del fandango, teniendo que admitir que de un cante sin importancia había hecho un cante grande. Con su aportación, contribuyó al tiempo nuevo que desencadenaría seguidamente el fandango de Huelva en el panorama de los cantes.
Hasta 76 cortes de fandangos de Huelva llegó a grabar en su discografía, fandangos en los que predominan los aires que luego encontraremos en los discos de Rengel y Rebollo, principalmente.
Siempre que tuvo ocasión o le preguntaron, afirmó que Huelva era la cuna del fandango; el fandango es “el cante que más le ha gustado siempre a los públicos”, según dejó sentado desde su larga experiencia.
Sus relaciones con Huelva
En sus primeros años como artista pasaba tiempo en Huelva con frecuencia escuchando al gran aficionado alosnero Antonio Abad, al más veterano El Comía y a otros artistas onubenses, de los que aprendió las características básicas de los fandangos huelvanos. Lo contaba, haciendo memoria, el experto Francisco López Jara.
(Como curiosidad, en uno de los discos que grabó en 1925 incluyó la letra del fandango “Un arbolillo frutal”, que fue una de las que participaron en el concurso de letras celebrado por Diario de Huelva el año anterior).
Esta es la relación de las principales actuaciones que celebró en Huelva. En el denso año 1929 actuó en la plaza de toros en un espectáculo con Angelillo, Cepero, Centeno, Pena hijo, El Pescaero y otros artistas. En 1931, una actuación en el Cinema Park acompañado por Manolo de Huelva. En 1933, con Angelillo, Paco Mazaco, Pena hijo, la bailaora Carmen Vargas y los guitarristas Ramón Montoya y Manolo de Badajoz. En 1934, con la Niña de los Peines, Canalejas, Pepe Pinto, La Mejorana, y Ramón Montoya y Niño Ricardo de guitarristas. En 1935, en el festival de la Gala de la Prensa, con Antonio Rengel, El Pipa, Gitanillo de la Cava y los guitarristas Rofa y Miguel Marchena. Y en el estreno de la comedia “Consuelo la trianera” por la compañía del Pastor Poeta, con Niño de Almadén, Pepita Caballero y el guitarrista Ramón Montoya, entre otros, en Cinema Park. En 1939, en la plaza de toros con El Peluso y Vallejo. En 1941, con la Niña de la Huerta, María la Faraona y otros en la plaza de toros. En enero de 1942 presentó en la capital el espectáculo que por entonces dirigía y con el que proyectaba actuar en varios lugares de la provincia, empezando por Isla Cristina; llevaba creaciones nuevas que nombraba con su habitual fantasía zumbona: “traigo el mirabrás, la soleá de Paquirri, cante del siglo XVI de la ribera de Almería, fandango de la ribera de Almonte, una creación sobre la sierra de Córdoba, cante de los romeros del Rocío, cantes de los poetas mahometanos con ilustraciones musicales mías y todos aquellos cantes que durante los años 21 al 27 le oí diariamente al difunto don Antonio Chacón”. En 1944 actuó en el Gran Teatro con el espectáculo “Los cuatro ases del arte andaluz” con El Peluso, Niño Fregenal y El Sevillano. En 1948, con Pilarín Tavira en el salón Miramar. En 1949, a su regreso de otra gira por Sudamérica, llevó a Valverde del Camino el espectáculo “Florecen las madroñeras”. En todos estos espectáculos, el cabeza de cartel, la primera figura siempre fue el Niño de Marchena.
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