Una exposición reúne 50 carteles de películas sobre la Guerra Civil

Franco, ese hombre. La Guerra Civil, ese tema. Para algunos, cansino y agotado. Para otros, de incursión necesaria (siempre que el enfoque sea el adecuado). En cualquier caso, es el asunto que centra la exposición que hasta el 18 de septiembre puede verse en el habitualmente vacío Teatro Cómico. La guerra en cartelera recoge medio centenar de carteles de películas sobre la contienda que recorren 80 años de cine español.

Desde las cintas de los años de la guerra hasta las revisiones contemporáneas, pasando por el largo franquismo y la etapa transicional, la muestra, organizada por el Centro de Estudios Andaluces junto a la Filmoteca de Andalucía y comisariada por el historiador y especialista en cine Antonio Navarro, supone un singular recorrido de inclinación temática por la historia del cine español. Cuenta con préstamos de Martín Cañuelo, la Filmoteca de Cataluña, el Centro Documental de la Memoria Histórica y la Filmoteca Española.

Ahí están Raza y Suspiros de España, Boda en el infierno y Barrios bajos, ¡Jo, papá!, Dragon Rapide, Las bicicletas son para el verano, La prima Angélica, Tierra y libertad, Libertarias, La niña de tus ojos, La lengua de las mariposas y El laberinto del fauno. Está el cine en su dimensión de "arma de propaganda política, de configuración de conciencias", y en la de "recuperación de la memoria arrebatada", según indicó Mercerdes de Pablos, directora del Centro de Estudios Andaluces, que presentó la muestra, de acceso libre, junto al delegado de Cultura, Turismo y Deporte de la Junta de Andalucía, Francisco Alcalde.

La relevancia social del cine y el impacto de la imagen en movimiento propiciaron desde el comienzo de la guerra la producción de noticiarios y documentales con una evidente intención propagandística. Cada uno de los bandos empleó el cine como una poderosa herramienta de difusión, tanto de su ideología y argumentario como de las noticias y sucesos relacionados con la guerra.

Hubo películas de ficción, también con mensaje, como Aurora de esperanza o Barrios bajos, y coproducciones con la empresa alemana Hispano Filmproduktion, como Suspiros de España o Carmen la de Triana, que escenificaban el apoyo nazi al bando sublevado.

Al finalizar la contienda, el bando vencedor instauró una única visión sobre la Guerra Civil, que se ha denominado como "cine de cruzada"; filmes que abordaban el conflicto con la intención de legitimar el golpe militar y reescribir la Historia. Su título más famoso es probablemente Raza, basada en una novela escrita por el propio Franco.

Mediante la censura, el régimen controló cualquier tipo de visión crítica o discrepante de la versión oficial. A partir de la década de los 60, y teniendo como protagonistas a los cineastas del llamado Nuevo Cine Español, comenzaron a rodarse películas que de forma metafórica o tangencial cuestionaban determinados hechos relacionados con la guerra, como La caza, El jardín de las delicias o La prima Angélica.

Tras la muerte del dictador, con el inicio de la Transición política hacia la democracia y el final de la censura, España comenzó a explorar la Guerra Civil de otra forma, incorporando puntos de vista olvidados como la experiencia e historias de los vencidos. Para guionistas y directores, la libertad de expresión representó la posibilidad de mirar al pasado y reexaminar un periodo histórico distorsionado. Un interés que llega hasta nuestros días.