El enigma de otro mundo

12 de septiembre 2009 - 05:00

Huelva Puerta del Atlántico.- T.O.: "The thing from another world".- Producción: Estados Unidos, 1951.- Duración: 99 minutos.- Dirección: Christian Nyby (Howard Hawks sin acreditar).- Guión: Charles Lederer.- Fotografía: Russell Harian.- Música: Dimitri Tiomkin.- Montaje: Roland Gross.- Intérpretes: Margaret Sheridan, Douglas Spencer, Kenneth Tobey, Robert Cornthwaite, James R. Young, Robert Nichols, William Self, Sally Chreighton.

Es indudable que la década de los cincuenta fue una época gloriosa para las películas fantásticas de la denominada Serie B, quizás así conceptuada injustamente en algunos casos. Éste puede ser uno de ellos, cuando resulta a todos los efectos un incunable del género, hasta el punto de que John Carpenter no dudó en hacer una nueva versión en 1982 La cosa, conservando la iniciación del título original. Con ser un remake aceptable, no llegó a la categoría de la película de Christian Nyby, aunque algunos aseguren que la dirigió Howard Hawks, si bien no está acreditado como apunto en la ficha técnica del film que hoy nos ocupa.

Es digna de admiración, dicho sea como inevitable connotación al respecto, que en unos tiempos en que este tipo de costosas producciones se emprendían con un presupuesto muy limitado y con medios francamente paupérrimos, comparados a los que ahora se disponen gracias a la digitalización y a los procedimientos tecnológicos que sustituyen esplendorosamente ambientaciones, decorados y todo tipo de ingenios capaces de diseñar escenarios fantásticos, sus artífices ponían, además de su esfuerzo, imaginación, sensibilidad y creatividad, unos magníficos guiones, algunos de los cuáles, hoy nos parecen realmente magistrales.

Esa es la sensación que debe dar a los espectadores actuales y concretamente a los que han tenido oportunidad de verlo ahora a través de este breve ciclo que nos han deparado estas sesiones cinematográficas del Centro de Interpretación Huelva Puerta del Atlántico, auspiciadas por la Concejalía de Turismo del Ayuntamiento de Huelva. Especialmente este film que nos traslada al Círculo Polar Ártico donde se encuentra una base científica de los Estados Unidos. Los expertos descubren lo que parece una nave extraterrestre protegida por los hielos. Descubren a uno de sus tripulantes, un gigantesco individuo de aspecto humano que revive y siembra el pánico entre los científicos.

Una dura controversia se inicia entre los ocupantes de la base. El capitán Hendry indica que lo mejor es eliminar a este ser violento y destructivo. El jefe de los científicos, el doctor Carrington, se opone a su destrucción interesado por el estudio de este extraño ser y la investigación sobre su origen y naturaleza, cuyos descubrimientos pueden ser muy reveladores para la humanidad. La realidad es que todo intento de comunicación con el peligroso alienígena parece imposible y los medios de eliminación ineficaces. La criatura resulta inmune a todo medio de destrucción y los protagonistas tendrán que tratar de lograr un medio de aniquilación más expeditivo.

Hay, como es fácil de reconocer en el curso de tan buena lección narrativa y en una puesta en escena realmente digna de atención, una lectura muy provechosa y efectiva sobre la intención de la película que va más allá de la especulación científica, la ciencia-ficción o la aventura fantástica. Y sobre todo en la realización de Christian Nyby, el habitual artesano, director de la clásica Serie B, forjado en la televisión de la época, sobre la que se advierte la mano experta de Howard Hawks, que aunque no figure en la titularidad de la película, fue el realizador que aportó su maestría cinematográfica y su característica ironía en muchos aspectos de la historia.

Es cierto que en aquellos años El enigma de otro mundo recibió inmerecidas críticas que despreciaban su calidad y la entidad de su categoría en el género. También ha ocurrido después con títulos ilustres de esta especialidad. Hoy reconocemos los valores que entonces no supieron apreciarse. Con los años otros críticos más ponderados han valorado como merecen muchas de estas películas y los de aquella época, que imagino ya no viven, tuvieron que sentirse humillados por el justo reconocimiento de lo que habían despreciado.

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