RESEÑA DE 'CORAZÓN SIN SUEÑO' DE JUAN VILLA

Salvador Compán: corazón con sueños

  • El autor nos deja mirar en su interior, un riesgo para alguien que ha recibido tantos reconocimientos

Salvador Compán abandona momentáneamente la narrativa con su poemario 'Corazón sin sueño'.

Salvador Compán abandona momentáneamente la narrativa con su poemario 'Corazón sin sueño'. / Juan Carlos Vázquez

Suele ser, por lo general, el novelista persona pudorosa, de ahí que el poemario Corazón sin sueño sea un libro más bien raro; difícilmente los narradores –tan acostumbrados a andar confortablemente encubiertos tras sus personajes– se nos muestran sin máscara, sin intermediarios, no les gusta.

Salvador Compán tiene una reconocida trayectoria como novelista, uno de esos novelistas de los que se dice de raza, y no deja de sorprender que haya decidido desnudarse –la poesía o es desnuda o no es tal– y dejarnos mirar en su interior, un riesgo para alguien que ha recibido importantes premios y reconocimientos como el de la crítica andaluza o el finalista del Planeta, entre otros muchos.

Existe una polémica sobre la manera de rehabilitar los monumentos antiguos. Sostienen algunos que hay que reconstruirlos, devolverles la estampa que tuvieran el día más o menos remoto en que fueron inaugurados. Otros piensan que no hay que tocar los restos, solo apuntalarlos si acaso, porque reconstruirlos sería como robarles su historia, falsearlos. Vaya usted a saber.

Portada de 'Corazón sin sueño', de Salvador Compán. Portada de 'Corazón sin sueño', de Salvador Compán.

Portada de 'Corazón sin sueño', de Salvador Compán.

No sé si Salvador Compán –como apunta en el prólogo– ha reconstruido o solo apuntalado los poemas que configuran esta antología pero, haya hecho lo uno o haya hecho lo otro, en ellos se sigue encerrando su historia, su biografía. Existen grandes obras producto de revisiones de escritos de juventud, El cuaderno gris de Pla es un incontestable y maravilloso ejemplo, y no hablemos de Juan Ramón y su angustiosa manía por la revisión o de Américo Castro, que hasta les cambiaba el título a sus libros.

Si algún día Salvador decide escribir sus memorias, es más que posible que utilice esta antología como guión –en ella están sus sueños– a pesar de que haya desechado el orden cronológico para su organización y haya optado por ordenarla atendiendo a los contenidos temáticos. Así, el poemario ha quedado estructurado en cinco partes.

En la primera, Vita brevis. Apuntes para una biografía, nos habla de su infancia, adolescencia y juventud, en ella nos deja el perfil de una trayectoria, de una formación a partir de una serie de acontecimientos y experiencias que lo irán constituyendo en el ser cívico y comprometido que fue y que, con matices como él mismo explica en el ya citado prólogo, sigue siendo; pero sobre todo se nos presenta en esta primera parte una voz que nos va a acompañar a lo largo del resto de las páginas y que es en definitiva la que le va a dar unidad a la obra.

En la segunda, Notas de viaje, y la tercera, El amor y sus contornos, trata, como sus propios títulos indican, de lugares y de amores, plasmaciones de experiencias del poeta a lo largo de sus días. Las horas muy bien podría llevar por subtítulo el rubeniano cantos de vida y esperanza, quizás, aunque lo hace en todas, sea en esta parte donde mejor se refleje la personalidad del autor. Ars longa, que cierra el libro, está formada por varias composiciones sobre su arte poética y una serie de homenajes a amigos desaparecidos, por lo que bien se podría añadir al título también, aunque retorciendo algo el aforismo, el resto de la sentencia de Hipócrates, vita brevis, que encabeza la primera parte: el arte es largo, la vida breve.

Y puestos a desnudarse, Compán lo hace también en este libro como artista plástico, como dibujante; los textos van acompañados por una serie de dibujos realizados, como los poemas, a lo largo de su vida y que hasta hoy permanecían dormidos en sus cuadernos de apuntes, dibujos espontáneos realizados a bolígrafo y sin planteamiento previo en los que vemos el mismo acierto y buen gusto en su selección y en la de los poemas.

Creada hace un lustro con la intención de salvar del olvido los valores materiales e inmateriales de un pueblo, la Fundación Huerta de San Antonio de Úbeda es una institución privada cuyo referente visible es la iglesia renacentista de San Lorenzo a la que, fruto de un acuerdo con el Obispado, están rehabilitando y convirtiendo en el espacio cultural de referencia del centro de la ciudad. Su otro pilar es la editorial Juancaballos en la que han publicado desde Muñoz Molina a Sabina y en la que aparece Corazón sin sueño. La editorial tiene tres líneas, narrativa, poesía y novela, y a cargo de sus extraordinarios diseños está el artista granadino Juan Vida.

Suponen tanto la poesía como el dibujo para Salvador Compán lo que aquella puerta en el muro de Wells por la que uno de sus personajes, Lionel Wallace, entraba de tiempo en tiempo para reencontrarse con un yo que se le escapaba ahuyentado por las urgencias de lo cotidiano, que buscaba tras aquella puerta verde –aquellas puertas verdes en el caso de Salvador– unas visiones deslumbrantes que lo reconciliaban consigo mismo.

Es este libro ante todo un homenaje a esas pasiones tan ocultas como constantes en las que a lo largo de los años ha ido reflejando su paso por el mundo, sus sueños; dos pequeñas ventanas que flanquean dignamente el ancho balcón de su brillante narrativa.

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