Cultura

Romeo y Julieta en moto

CineBox Aqualon Huelva, El Condado Cinemas 7 y Al Andalus Punta Umbría.- Título original: '3 metros sobre el cielo'.- Producción: España, 2010.- Duración: 118 minutos.- Dirección: Fernando González Molina.- Guión: Ramón Salazar basado en la novela homónima de Federico Moccia.- Fotografía: Daniel Aranyó.- Música: Manel Santiesteban.- Montaje: Irene Blecua y Verónica Callon.- Intérpretes: Mario Casas, María Valverde, Luis Fernández, Marina Salas, Álvaro Cervantes, Diego Martín, Andrea Duro, Pablo Rivero, Nerea Camacho

Como Perdona si te llamo amor, la famosa novela del escritor italiano Federico Moccia, fenómeno de superventas, fue un éxito editorial con millones de ejemplares vendidos y las películas a que dio lugar constituyeron todo un suceso taquillero en 2008 y en este mismo año, a nadie puede sorprender que Fernando González Molina, el director de Fuga de cerebros (2009), otro suceso en la taquilla, adapte la primera novela de este mismo autor para emprender una historia romántica con pretensiones de convertirla en un acontecimiento en nuestras salas para espectadores adolescentes.

Estamos ante lo que algunos consideran una especie de Romeo y Julieta de nuestro tiempo. Los enemigos directos del romance no son las familias sino las diferencias sociales, que, queramos o no, todavía pesan en nuestro tiempo. Todo para contarnos como una pareja vive una experiencia amorosa con consecuencias dramáticas. Hache, con antecedentes policiales, es todo un macarra rebelde e inconsciente, que machaca su cuerpo a favor de sus músculos, se juega absurdamente la vida en desenfrenadas carreras de motos clandestinas y vive la noche a tope. Se enamora de Babi, una chica de buena familia, que vive en un ambiente distinto. Ella siente una especial atracción por él y harán todo lo posible por mantener su relación aunque todo parece resultar adverso.

Quizás el factor que mayor relieve pudiera dar a la película, la diferencia del nivel social entre los protagonistas: ella perteneciente a ese ámbito indiferente e inhibido ante ciertos problemas que aquejan a la sociedad actual, por la tranquilidad que da el dinero, él de una familia conflictiva, de problemáticas inquietantes y de peligrosa vacuidad mental, de la que padecen tantos jóvenes de nuestro tiempo, no parece corresponder ni a la mediocridad argumental del conservador texto literario original ni a las pretensiones cinematográficas del director, en una visión tan volátil como pretendidamente comercial. La prueba es el desaprovechamiento de los dos jóvenes actores que se ven ajenos a cuanto se les ha encomendado y cumplen con profesionalización y discreción en unos cometidos y unas situaciones realmente absurdas.

El problema es que visiones tan banales de esa juventud de mensajes de texto, redes sociales, botellones a todo trapo, escasez de neuronas y banalidad a chorros, en el caso de la película se deben mucho a un guión endeble. Abunda en lugares comunes tan artificiales como artificiosos y demuestra que, aparte de la visión más local de la novela de Federico Moccia, está más cerca de Mentiras y gordas (2008) y la ya citada Fuga de cerebros, del propio González Molina, con los resabios de series televisivas muy populares, en un mismo empeño de conquistar la taquilla con argumentos previsibles y situaciones convencionales que propenden a la falsedad manifiesta. Pero si funciona en el taquillaje, tendremos segunda parte, porque el final -tan dilatado y tan pródigo en epílogos- queda en buena parte abierto.

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