Inversión en acciones de Recursos Básicos
Ray Bradbury en la pantalla
Fila siete
Siempre mantuvimos que la relación de la literatura con el cine ha sido, además de intensa y constante, un motivo de enriquecimiento para el arte de la imagen realmente impagable. Es mucho lo que el cine debe a la literatura, pero también ésta se ha beneficiado en su divulgación por lo populares y atractivos que han resultado muchos títulos gracias al gran poder difusor de la gran pantalla. La reciente muerte de un autor tan querido y admirado por los lectores amantes de la ciencia-ficción o la anticipación como Ray Bradbury (1920-2012), algunas de cuyas más sobresalientes novelas fueron adaptadas cinematográficamente, da mayor relieve a tan apasionante dicotomía.
Bradbury, lector insaciable desde niño, es un ejemplo del aventajado autodidacta. Prácticamente sin estudios, se ganó la vida vendiendo periódicos, lo que alternaba con sus primeros escarceos como escritor. Sus relatos fueron publicados en revistas por los años cuarenta del siglo pasado, así como numerosas narraciones y novelas que le hicieron famoso. También trabajó como autor de argumentos y guiones para el cine y la televisión. Uno de sus trabajos más celebrados fue la colaboración con el director John Huston para la adaptación de la novela de Herman Melville, Moby Dick, realizada con éxito en 1966.
Es, precisamente, esa trasposición al cine de algunas de sus obras lo que hoy llama nuestra atención del inolvidable autor de Waukegan (Illinois) que, curiosamente, nunca consiguió el carnet de conducir, como aquí decimos. El primer relato adaptado, aunque no el más famoso, fue It came from Outer Space (1953) a cargo de Jack Arnold, que inspiró a Steven Spielberg Encuentros en la tercera fase (1977).
Sí fue mucho más notable la novela, que para mí es una de las mejores y de las más acertadas adaptaciones, Fahrenheit 451. La hizo el desaparecido director francés François Truffaut en 1966 con Julie Christie y Oskar Werner como protagonistas. Novela distópica publicada en 1953 se refiere a la temperatura en la escala Fahrenheit con la que el papel se inflama y arde más rápidamente. Es la historia de un bombero que, por orden del gobierno, se dedica a quemar libros. El amor de una mujer cambiará su actitud. Se cita como clásico ejemplo de la censura dictatorial.
La segunda adaptación fue El hombre ilustrado (1969), dirigida por Jack Smight y protagonizada por Rod Steiger y Clare Bloom. Nos traslada a la época de la Gran Depresión estadounidense. El protagonista, un adolescente que viaja en busca de trabajo, encuentra a un tipo perturbado cuyo cuerpo está cubierto de tatuajes que le hizo una hechicera. Los tatuajes cobran vida y representan diversas historias del futuro. Crónicas marcianas (1980) fue otra adaptación. Realizada por Michael Anderson, tuvo a Rock Hudson y Gayle Hunnicutt como principales intérpretes y es otra especulación sobre el futuro cuando la civilización ha convertido la tierra en un planeta difícilmente habitable.
El carnaval de las tinieblas (1983), dirigida por Jack Clayton para Disney con guión del propio Ray Bradbury, no se estrenó en España. Trata sobre las pesadillas que vive una pequeña población al hacerse realidad los sueños de sus habitantes. Es una de las celebradas novelas del autor que consigue crear una atmósfera inquietante. Lo último en cine fue El sonido del trueno (2005), de Peter Hyams, con Edward Burns, Catherine McCormack y Ben Kingsley como protagonistas. Un viaje en el tiempo en 2055 en el centro de un Chicago modernizado pero aún reconocible. En televisión lo más destacado ha sido The Ray Bradbury Theatre una serie de 65 episodios emitida de 1985 a 1986 y de 1988 a 1992.
No hay comentarios