Crítica

Prometedor epílogo

i festival flamenco ciudad de huelva · quinta jornada. juan carlos romero . Toque: Juan Carlos Romero. Percusión: Tino Di Geraldo. Violín: Alexis Lefebre. Bajo: Manolo Nieto. Cante: Carmen Molina. Palmas y coros: Los Mellis. José mercé. Cante: José Mercé. Toque: Alfredo Lagos. Percusión: Fernando Favier. Palmas: Chicharito y Merce García. Lugar: Auditorio de la Casa Colón. Fecha: Martes 11 de octubre, 21:00. Aforo: Lleno.

Si el lector se fija en el título que encabeza esta crónica de la última jornada del Festival Flamenco Ciudad de Huelva, instintivamente se percatará de la aparente incongruencia que las dos palabras del enunciado reflejan. La primera alude al futuro y la segunda, al pasado. No obstante, he querido dejar patente la buena semilla que se ha sembrado con esta primera edición y que a buen seguro, si el porvenir es proclive, germinará con todo merecimiento y el fruto que se recoja tendrá la debida proyección exitosa que tuvo su antecesora en el público onubense.

Ya al inicio del espectáculo, Eduardo Fernández Jurado, presentador de toda la muestra, hizo un encendido homenaje al público que abarrotaba el escenario, al que atribuía sin lugar a duda la paternidad del éxito cosechado. No obstante, también apuntó la decidida voluntad del Área de Cultura municipal de Huelva de no escatimar recursos para tan buen fin. También aludió al conjunto de asesores que, codo con codo, junto a los responsables políticos, rellenaron con su pericia los huecos que de forma lógica se dieron. Y como en estos renglones iniciales la cosa pinta en valorar la obra hecha, creo que todos coincidirán conmigo en el meritorio papel de este introductor de músicos y artistas que a la palestra subieron. Fueron memorables cada una de las presentaciones que hizo: exhaustivas, precisas y sin el menor atisbo de la absurda y gratuita ojana que a menudo nos encontramos a la hora de adular al artista de turno. Chapó, maestro.

El escenario era novedoso para el certamen. Se estrenaba éste en el moderno auditorio de la Casa Colón. Amplitud, comodidad, visibilidad, acústica y fácil evacuación de público pude apreciarle de manera meridianamente clara.

La convocatoria de la noche ofrecía en primer lugar un concierto de guitarra de Juan Carlos Romero, personaje de fama en el ámbito mundial de la guitarra flamenca. Cerraba el evento la voz jerezana de José Mercé.

Subió Juan Carlos Romero acompañado de un prolífico elenco: el violín de Alexis Lefebre; el bajo de Manolo Nieto; la percusión de Tino Di Geraldo; el cante de Carmen Molina, y Los Mellis a las palmas y coro. Y a largo de una hora nos deleitó con su toque limpio y preciso. Decía Juan Belmonte, torero que revolucionó el arte de Cúchares en los inicios del siglo pasado, una frase en la que siempre me fijo bastante. Defendía que "se torea como se es". Juan Carlos Romero toca como es: una buena persona que tiene el don de conectar con su entorno, transmitiendo buenas vibraciones y a través de sus manos le saca a la guitarra unas notas llenas de sosiego, de claridad y suavidad de terciopelo.

En todo momento, a través de los diez temas que sacó al aire, cautivó a la concurrencia con el envolvimiento que sus adláteres le proporcionaban. Sus notas nos llegaban sin estridencia alguna, alejadas de impertinencias y toques bruscos. Emocionaba oírlo y al final de cada tema recibía el merecido galardón en forma de atronadora ovación. Mención obligada hay que tributar a la voz de Carmen Molina, que cuando tuvo que colaborar con el maestro lo hizo con sabiduría y una sonoridad delicada y envolvente. Tampoco me olvido del violín de Lefebre ni de la percusión de Di Geraldo.

Hacía tiempo, según él, que su guitarra no se expresaba en un escenario de Huelva y se fue con su condición de guitarrista agigantada por el empeño que desplegó en hacer raya ante sus paisanos.

José Mercé le siguió en la cátedra y, esta vez, como broche final a un acontecimiento histórico del flamenco en nuestra querida capital onubense y que había visto la luz en el emblemático Barrio Obrero el pasado día siete, de la mano (mejor dicho, de la voz) de nuestro admirado Jeromo Segura.

Se acompañó de la guitarra de Alfredo Lagos, de la percusión de Fernando Favier y de las palmas de Chicharito y Merce García.

Flamenco de los de antes, y además acunado por los sonidos ancestrales del Jerez eterno. Elaboró a través de su repertorio del martes noche una imagen sonora de flamenco imperecedero. La soleá, la seguiriya, el taranto, la malagueña, las alegrías y la bulería. Cantó con escuadra y cartabón. Lo justo, cante impecable pero sin pellizcar, a mi modesto entender. Desde el reconocimiento y el afecto pienso que debe renovar repertorio y echar más leña al fuego. Y algo que todos pudieron ver y es el empecinamiento que se tiene hoy día de romper el final de la bulería dando una pataíta delante del escenario. A tal efecto, o aprendes a moverte o mejor te quedas en tu silla sentado y lanzas una invitación para alguno de tus colaboradores a que lo hagan, que seguro que lo hace con una soltura y con un conocimiento que te supera por todos los lados.

Y esto es todo. Ha sido un honor inmerecido, una satisfacción y un placer haber estado estos cinco días transmitiéndoles a ustedes estas crónicas que me salieron como Dios quiso y a las que puse todo el cariño del mundo.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios