Historias del Fandango

La Pardo-Bazán y los fandangos bailables

  • A finales del siglo XIX y comienzos del XX, el fandango consolidó su autonomía como cante flamenco y se fue despojando del baile

Baile del fandango. Romería de San Benito abad, de El Cerro de Andévalo.

Baile del fandango. Romería de San Benito abad, de El Cerro de Andévalo. / Fina Fernández

El fandango debió entrar y desarrollarse en Huelva al mismo tiempo que en el resto de la Andalucía occidental, cualquiera que fuera su vía de penetración, que no es cuestión aclarada por ahora, porque unas teorías lo hacen entrar por Cádiz  procedente de la América colonial y otras sostienen que antes había entrado por la Sierra, procedente de los territorios de la España interior. Y esto último es lo más probable. Anótese bien la siguiente fecha: un documento de la Hermandad de Pastos de Sevilla de 1269, citado por Miguel Quiñones Castilla en su obra El fandango de Huelva, informa de que “venían al Andévalo pastores castellanos”, los cuales traían los instrumentos habituales de los pastores (gaita, tamboril, castañuelas), los mismos que han permanecido hasta el presente, hoy ya no para acompañamiento de los fandangos que se aflamencaron, pero sí para los que han mantenido su esencia folclórica. 

La condesa y escritora gallega Emilia Pardo-Bazán. La condesa y escritora gallega Emilia Pardo-Bazán.

La condesa y escritora gallega Emilia Pardo-Bazán. / Archivo MAFB

En todo caso, lo seguro, por evidente, es que aquí alcanzó el fandango más desarrollo que en otras zonas de la geografía andaluza.

Pero también está presente en otras provincias. Por ejemplo, en Almería la noche de San Juan del recién nacido siglo XX se celebraba una verbena popular, cuyo ambiente describía Abate San Román, con el fandango como impulso motivador.

El Álbum Iberoamericano, 22-12-1901 El Álbum Iberoamericano, 22-12-1901

El Álbum Iberoamericano, 22-12-1901

En la fiesta popular

A finales del siglo XIX, el atractivo del fandango y la notable convocatoria que suscitaba  era un hecho aprovechable tanto para el disfrute en sí como para la socialización del sector de los negocios con el pueblo. En las fiestas organizadas por el Comercio y la Industria de Huelva, en 1892, se celebraron bailes populares, “verdaderas fiestas andaluzas”, con premios para las tres parejas que hicieran el mejor baile y vistieran con trajes típicos de la provincia.

La Provincia, 12-08-1892 La Provincia, 12-08-1892

La Provincia, 12-08-1892

A comienzos del siglo XX, la escritora gallega Emilia Pardo-Bazán visitó Granada y replicó la manida y deformante estampa de nuestra sociedad que dibujaban los escritores viajeros románticos. En su artículo titulado “La vida contemporánea”, describía una realidad sociológica y moral muy atractiva de la ciudadanía que encontró. Quedó encandilada con los comportamientos de los niños y las mujeres andaluzas, ensalzando sus valores frente a las tópicas deformaciones difundidos por los novelistas franceses. El fandango que vió bailar a las mujeres le pareció un baile honesto.

La Ilustración Artística, 05-06-1905 La Ilustración Artística, 05-06-1905

La Ilustración Artística, 05-06-1905

Lo que no soportaba doña Emilia era la visión fantasiosa de los escritores franceses, que seguían viendo a España con su lente deformante. En una ocasión, en Toledo, hubo de lidiar con el escritor galo Juan Lorraine, que criticaba que las mujeres fueran a los toros y afirmaba, convencido, que los españoles se pasaban todo el día bailando el fandango.

Ilustración Artística, 01-09-1913 Ilustración Artística, 01-09-1913

Ilustración Artística, 01-09-1913

Nada que ver tenía la realidad presente con la España romántica que todavía buscaban los franceses en nuestro país a principios del siglo XX. Unos años después, la escritora gallega pudo constatar que apenas quedaban unos viejos que bailaran el fandango. Trabajito le costó verlos, al fin, porque los jóvenes ‘pasaban’ ya de esos bailes populares.

Mondariz, 20-07-1916 Mondariz, 20-07-1916

Mondariz, 20-07-1916

Los franceses nunca han tenido una visión acertada sobre la España real.  Y, tanto aquí como en otros países que invadieron, hubieron de soportar las burlas cuando los expulsaron. En 1813, la Gaceta de Méjico se mofaba de Napoleón con el cuento del comerciante que anunciaba, entre otras cosas, el baile del fandango español en el teatro de la emperatriz, justo por las fechas en que Napoleón nos devolvió a Fernando VII y España quedaba libre de la presencia extranjera. Que decía años después el emperador galo en sus memorias que “la maldita guerra de España fue la causa de todas las desgracias de Francia”.

Gaceta del Gobierno de Méjico, 13-11-1813 Gaceta del Gobierno de Méjico, 13-11-1813

Gaceta del Gobierno de Méjico, 13-11-1813

A finales de la primera década del siglo XX, se certificaba la práctica desaparición del fandango bailado, sustituido por el garrotín y la farruca. Lo anunciaba el periodista burgalés José de Laserna en un artículo publicado en la Ilustración Española y Americana. El fandango...

La Ilustración Española y Americana, 15-10-1911 La Ilustración Española y Americana, 15-10-1911

La Ilustración Española y Americana, 15-10-1911

Desde aquellos bailes lascivos, groseros y cargados de erotismo de siglos atrás, el del fandango se fue ‘adecentando’, hasta el punto de llegar al siglo XX tan vacío de picardía como falto de gracia.

En la actualidad, el fandango se baila como mera tradición en fechas señaladas de fiestas o romerías de algunos pueblos serranos (Almonaster, Encinasola) y andevaleños como El Cerro, Calañas, Zalamea la Real..., por señalar los más destacados. Se bailan con unos movimientos dancísticos que poco tienen que ver con el del fandango primitivo. En la romería de San Benito, de El Cerro, que es la  más antigua de la provincia, lo bailan las jamugueras con los lanzaores al son de gaita y tamboril. Arqueología del folclore que se practica en festividades especiales.

La próxima entrega: Reinas muy flamencas.

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