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Víctor Cerrato corta la única oreja del festejo novilleril en Valverde del Camino

  • Media entrada en la tarde que apertura feria taurina en el coso de la Calle Carpinteros.

  • Diego Vázquez y Valenzuela no logran cortar trofeos

Víctor Cerrato corta la única oreja del festejo novilleril en Valverde del Camino

Víctor Cerrato corta la única oreja del festejo novilleril en Valverde del Camino / Paco Guerrero (Valverde del Camino)

Deja la tarde ese sabor de que las exigencias del toro áspero, exigente, que no regala nada y de novilleros a los que les faltó oficio para corresponder sobre las lidias.

Una por la derecha, casi dos por la izquierda. El primero de la tarde, áspero y sin humillar en el capote apenas dejó atisbar las ganas del primer espada del cartel. Un Valenzuela con recursos que aun a pesar de las veces que el burel se salía marcando al torero estuvo ágil esquivando la voltereta. Un novillo entregado en el caballo, pero sin apenas formas con las que emplearse de verdad en la muleta que le puso en franquía el novillero.

Tapándole mucho la cara a la hora de matar, en el segundo encuentro logró dejar una estocada que finiquitó el acto. Faena del mátalo, que salió del tendido. Y lo mató.

Parco el tendido , el silencio se adueño de la plaza.

Empujó con fe en el peto este segundo e ilusionó ese recibo capotero con el que Diego Vázquez se atrevió a desafiar al jabonero que saltó en segundo lugar con bastante prestancia y decisión para embarcar la embestida de su primer oponente.

Después poco volvería a pasar con un novillo que prestó ciertas posibilidades pero al que no terminó de encontrar las claves con las que hilvanar las series que por ambos pitones buscó Diego Vázquez. Faena de tono discreto y en la que el de Hinojos acabó encontrando la brevedad con la espada en esa estocada caída pero efectiva.

Apenas quedaban ideas para describir lo que había sido la lidia del tercero de la tarde. Otro novillo con entrega en el caballo pero correoso ante los engaños de Víctor Cerrato. Por ningún pitón encontró el novillero esa posibilidad que da la confianza. Y en ese quehacer se fue diluyendo una faena que había encontrado eco de aplauso en esos tres pares de garapullos que con voluntad, y acierto en el segundo, había dejado sobre el morrillo jabonero que después vendería caras sus embestidas.

Los areneros pintando de nuevos las líneas del tercio y seguramente cada un pensando en su cosas; el ganadero en que los tres que quedaban en chiqueros le confirmaran cosas que traía apuntadas en su libreta. Los toreros, pidiendo que el resto del encierro les dejara confiarse y pegar tres tandas de esas, estirada la figura quieta la planta, eso que tanto se había ensayado de salón solo que sin un jabonero que te pidiera oficio. Entre todo eso la banda sonando magnifica, con temple y son en esas notas de Himno a mi pueblo.

Pues a eso nos fuimos.

Pero no muy lejos porque el tercero se derrumbó de salida y en esa falta de fuerza llegó el pañuelo verde y con él, el berrendo que aguardaba en los chiqueros.

El berrendo se fue entre aplausos. Las embestidas que le regaló a Valenzuela fue al principio donde el novillero anduvo decidido entre los jaleos que le llegaban del callejón y unos ánimos que querían avanzar en ligar muletazos y series, Poco duró la cosa porque la faena se fue desvaneciendo entre ese acortamiento de embestida que desarrolló el utrero y la falta de ideas ante las dificultades de esbozar brillo estético. Estocada al segundo intento y el público sacó al tercio a saludar al diestro.

Las palmas más de verdad se las llevó un hombre enfundado en un terno catafalco y plata que se fue con la mayor verdad de toda la tarde a poder dos pares de banderillas, brillantes y emocionantes: El Ruso. Saludos al aire de la tarde con merecimiento.

De ahí al quinto, lo que tardaron los areneros en dejar expedito el ruedo. Novillo con más cuajo de todos. Y lanceo con ganas de Diego Vázquez. Tuvo otras posibilidades este quinto de la tarde. Cuajado y con posibilidad de querer buscar la muleta. Diego no encontró ese camino donde recrearse en buscar la continuidad. Novillo por encima del entender de un novillero demasiado verde aun para embestidas exigentes como las de ayer.

Acierto con la estocada al primer intento mientras los ecos morantistas del pasodoble evocaban otras tardes de un chaval d ella Puebla que comenzaba a ser torero y que al final lo fue. Y de los grandes.

Se fue el jabonero entre los aplausos y volvió a dar una vuelta al ruedo tras una petición no atendida por la presidencia.

Llegando el sexto Cerrato se mostró en novillero y enjaretó el saludo capotero más sentido de toda la tarde al que respondió el novillo con entrega. Movilidad del utrero y un novillero que asentó los pies y quiso traerse de verdad la embestida del oponente. Las series de más verdad de toda la tarde y las que muestran las posibilidades reales de esa embestida vibrante que tuvo dentro este sexto que cerró festejo.

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