Muñoz Molina señala la paciencia y el trabajo como claves para un escritor

La editorial Seix Barral recupera 'Beatus Ille' y 'El jinete polaco', dos de las primeras novelas del andaluz, que cumplen 30 y 25 años

Antonio Muñoz Molina, ayer, en su casa, durante la entrevista que concedió a la agencia Efe.
Efe Madrid

13 de enero 2016 - 05:00

Antonio Muñoz Molina celebra estos días los 30 años de la publicación de Beatus Ille, su primera novela, y los 25 de El jinete polaco, pero la experiencia no le ha dado seguridad. Cada vez que se enfrenta a un nuevo libroel escritor jieennse siente "la misma incertidumbre, la misma angustia" del principio. "Me parece un milagro que se me ocurra una novela. La experiencia sólo me sirve para saber que hay que tener paciencia, que hay que estar abierto a lo inesperado y que uno debe trabajar todos los días", asegura Antonio Muñoz Molina en su casa de Madrid, con motivo de ese doble aniversario que invita al escritor a hablar de sus comienzos.

"Entre mis ambiciones de aquella época nunca estuvo la de dedicarme sólo a la literatura. Me parecía irreal", afirma este novelista al que ayer la Biblioteca Nacional le dedicó un homenaje, coincidiendo con las ediciones conmemorativas que Seix Barral publica de Beatus Ille y de El jinete polaco, galardonada con el premio Planeta en 1991 y el Nacional de Literatura en el 92.

Muñoz Molina, ganador además de los premios Príncipe de Asturias de las Letras, Jean Monnet de Literatura Europea y Jerusalén, cumplió 60 años el pasado domingo y dice que se encuentra "mejor ahora" que cuando tenía "30 o 40". "Tengo una vida menos agitada y menos angustiada que antes. Me da rabia que el tiempo pase tan rápido, pero me gusta ver a mis hijos mayores y ver que son personas estupendas, con sus trabajos y que se buscan la vida. Eso es una alegría", señala.

No teme que le pueda faltar tiempo para desarrollar los proyectos que tiene en la cabeza. "Soy tan consciente de que una novela depende tanto de la casualidad que con que se me ocurra una ya me parece un milagro. Me preocuparía más que no se me ocurrieran ideas", apunta. "Además, un proyecto, hasta que no te pones a hacerlo no sabes si vale". Y muchas veces "no salen, fracasan". "Podría haber una historia fantasma de la literatura, sobre la cantidad de libros que se han empezado y que no han salido".

Empezó a publicar artículos a los 26 años en Diario de Granada, mientras trabajaba como funcionario en el Ayuntamiento granadino. Ver su nombre en el periódico "fue una bendición, una alegría inmensa", afirma el autor de Sefarad al evocar aquella columna semanal de El robinsón urbano, publicada luego como libro en 1984. Poco después, durante una visita de Pere Gimferrer, editor de Seix Barral, a Granada, Muñoz Molina se comprometió a mandarle el manuscrito de Beatus Ille, la novela que llevaba años escribiendo. "Cuando me dijeron que me la iban a publicar fue algo tremendo, que no olvidaré nunca: ¡una novela con el título en latín y, además, de un autor desconocido!", rememora.

Fue su segunda novela, El invierno en Lisboa (Premio de la Crítica y Nacional de Narrativa), la que lo dio a conocer y la que lo animó a dejar su trabajo de funcionario. Tras Beltenebros, ganó el Planeta con El jinete polaco, "una de las grandes novelas de la narrativa hispánica contemporánea", en opinión de Gimferrer. Hoy es considerado una de las grandes figuras de las letras españolas.

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