Intríga a la española
Fila siete



CineBox Aqualón Puerto Huelva.- T.O.: 'Impávido'.- Producción: España, 2012.- Duración: 95 minutos.- Dirección: Carlos Therón.- Guión: Carlos Therón, Alfonso Aranda y Roberto Therón.- Fotografía: Antonio J. García.- Música: Antonio Escobar.- Dirección artística: Gustavo Ramírez.- Intérpretes: Julián Villagrán, Marta Torné, Nacho Vidal, Manolo Solo, Pepón Nieto, Carolina Bona, Selu Nieto, Víctor Clavijo, Pepo Oliva, Pablo Penedo, Fernando Valdivieso, Miguel Ángel Martín
Se dice del impávido que es una persona impasible, imperturbable, inalterable. Yo me imagino a más de un espectador que, tras ver esta película, se quede en esa misma actitud. Porque si se nos anuncia como la realización del director de Fuga de cerebros 2 (2001), que era un sucedáneo de la primera realizada por Fernando González Molina un año antes, puede presumir su artífice de la comercialidad de su película, de su éxito en la taquilla pero la entidad de su factura dejaba bastante que desear. No iba más allá de esa fórmula tan manida y tan desgastada de articular un producto de cara a un consumo por parte de espectadores gregarios y generalizados, singularmente jóvenes, amantes de series populares de la televisión.
Realizador de dilatada experiencia en televisión, Carlos Therón, ha emprendido en esta segunda prueba en el largometraje una dimensión más personal, ya que el citado trabajo era en todo caso un encargo para aprovechar el tirón taquillero de la primera, Fuga de cerebros (2009). Y lo ha hecho en un trasunto del corto del mismo título, realizado en 2007, alargado convenientemente hasta los 95 minutos que dura esta película. Parodia de un cine inglés de hace veinte años, sin que el tono se consolide cuando la trayectoria del film no se conduce por los derroteros de la comedia que sería lo más indicado y lo que puede esperar el espectador más consciente de lo que está viendo. De esta forma las situaciones planteadas y las actitudes de los personajes en el curso de las mismas propenden al disparate insostenible, carente de interés y gracia.
En esta mezcla de intriga o thriller a la española, cine negro, con recargadas dosis de acción y tintes de comedia romántica, la combinación no resulta muy eficiente en conjunto. Todo ello para contarnos como un ladrón de coches, Rai, con mañas de tahúr, pierde el dinero con el que debía pagar una deuda de juego contraída con un jefe mafioso, Mikima -que encarna el divo del cine porno, del que es prolífico actor, productor y director, Nacho Vidal-, un impresentable y peligroso rufián. Su socio, Manrique, colabora con él a cambio de que encuentre a una chica llamada Nora. El realizador trata en todo momento de imprimirle ese estilo pulp, que parece el más adecuado al talante de la película pero la mirada está más dirigida a las intenciones comerciales del producto que a su calidad cinematográfica. Y así la he salido.
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