Imanol Uribe cierra su trilogía sobre el terrorismo con la película 'Lejos del mar'

El realizador presenta en San Sebastián una cinta protagonizada por Eduard Fernández

El equipo de 'Lejos del mar', durante su presentación en el Festival de San Sebastián.
Efe San Sebastián

25 de septiembre 2015 - 05:00

Imanol Uribe protagonizó la jornada de ayer en el Festival de Cine de San Sebastián, donde se proyectó, fuera de concurso, Lejos del mar, una historia de arrepentimiento y muerte imposibles de olvidar, con la que cierra la trilogía completada por La muerte de Mikel (1984) y Días contados (1994).

"Las secuelas de la violencia salen por el lado más insospechado" y esa es, afirma Uribe, la esencia de una trilogía sobre el terrorismo que, según el director vasco, parece terminar aquí, pero podría tener "otros dieciocho capítulos" y con la que pide a gritos pasar página.

La muerte de Mikel, Días contados -el largometraje más nominado de la historia de los Goya- y esta cinta "tienen cosas en común -explica el director- por cuanto son relaciones de pareja, cada una muy diferente: Mikel es un abertzale que descubría su sexualidad y en Días contados un etarra se enamora de una yonki".

"Son todo relaciones de pareja muy extremas. Esta es una historia que manejaba desde hace tiempo. Quería hablar de las consecuencias de la violencia y cómo las secuelas salen luego por el lado más insospechado", explica Uribe.

"Pero a esto no lo llames historia de amor, aquí no hay amor en ningún instante", dispara Elena Anaya, protagonista de la cinta y feliz de hacer un papel "complejo, con diferentes capas", que le permite dar una profundidad diferente "porque son emociones que no han sido antes contadas; eso hace que tu mirada sea no tan clara como puede parecer".

La actriz cree que en Lejos del mar lo que hay "es un encuentro de dos personas que, alejadas de todo y de todos, pueden confesarse y vomitar una serie de daños y fracturas inconfesables que durante sus vidas, en sus familias, han sido un tema intocable".

Con guión del propio Uribe y Daniel Cebrián y coproducida por Maestranza y la chilena Suroeste Films, la película narra el encuentro por azar de un etarra (Eduard Fernández) con la hija de una víctima, tras salir de prisión por la aplicación de la doctrina Parot.

El preso ha cumplido parte de su condena y viaja a Almería, donde reside un amigo al que conoció en la cárcel. "A este hombre le quedaban por cumplir diez o doce años; quería plasmar el desconcierto de verse en la calle sin tenerlo masticado y digerido, después de tantos años", indicó el director.

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