Flamenco en Cataluña en el siglo XIX

Historias del fandango

La presencia del flamenco en Barcelona es tan vieja como en el resto de España

Las masivas migraciones de andaluces a Cataluña fueron el origen de su asentamiento

Flamenco en el Poble Sec, de Barcelona.
Flamenco en el Poble Sec, de Barcelona.
Miguel Ángel Fernández Borrero

23 de enero 2022 - 05:00

Fueron las comunidades gitanas las que lo llevaron procedente de Andalucía y se extendió rápidamente en la sociedad. Ya estuvo en la inauguración del Teatro del Liceo, en 1847, con la actuación de los bailarines Juan Camprubí y Manuela García, que interpretaron seguidillas manchegas, rondeñas, boleras y cachucha. Albores del cante. En 1849, encontramos una reseña sobre el baile del fandango como música de acompañamiento en un espectáculo gimnástico de circo en la plaza de toros, a finales del siglo XVIII [1].

[1] 'El Constitucional de Barcelona', 20-09-1849.
[1] 'El Constitucional de Barcelona', 20-09-1849.

Migración masiva de andaluces

La comunidad andaluza en la ciudad condal llegó a superar a la de Madrid. Entre los años 20 y 30 del siglo XX el censo barcelonés se duplicó, pasando del medio millón al millón de habitantes, por la migración masiva de murcianos y almerienses, sobre todo, que aprovecharon el extraordinario proceso de industrialización que vivía Cataluña. A finales del siglo XIX había en Barcelona 74 cafés cantantes, parte de los cuales tenían nombres evocadores de Andalucía, sus lugares y sus ambientes (el Café Sevillano, el Café Concierto Triana, el Café del Puerto, el Charco de la Pava, el Patio de la Macarena, etc.). En 1914 había más de 3.500 tabernas y bodegas, que habían trasplantado a Barcelona los ambientes flamencos meridionales [2].

[2] 'La Ilustración Ibérica', 24-05-1884.
[2] 'La Ilustración Ibérica', 24-05-1884.

Espectáculos mixtos

En las últimas décadas del siglo XIX hubo siempre actividades flamencas en esta capital, espectáculos de varietés en los que se mezclaban con actuaciones de artistas franceses. Era corriente encontrar a grupos de cante y baile flamenco, que ofrecían dos sesiones diarias, junto a troupes francesas. Algunas salas, como la de nombre afrancesado Eden Concert (que antes se llamó Café de la Alegría y que cambió de nombre en 1887) acomodaron su nombre y mezclaron lo galo y lo español con el propósito de atraer públicos diversos. Junto con las peteneras, el baile de sevillanas era muy solicitado, ejecutado “por parejas expertas”. También las canciones españolas, con intérpretes como la tiple María Molgosa, que se llevó varios años actuando en la misma sala antes de fugarse a la Argentina [3].

[3] 'La Vanguardia', 27-05-1888.
[3] 'La Vanguardia', 27-05-1888.

Entre los pioneros, destaca la figura del notable guitarrista castellonense Miguel Borrull (1866-1926), iniciador de la escuela catalana de guitarra, que organizó el Groupe Borrull, en el que bailaba su hija Concha y que actuaba en su local propio y en otras salas que lo contrataban. La familia Borrull fue una institución en la Barcelona flamenca, donde regentaron el Villa Rosa, considerado como “el templo supremo de la juerga” a finales de la década de los años 20.

Flamenco interclasista

A finales del siglo XIX, Barcelona tenía cantera propia de artistas flamencos, y los andaluces de más fama, parte de ellos habituales de Madrid, actuaban en la Ciudad Condal más espaciadamente. Un ejemplo significativo es que don Antonio Chacón no debutó en Barcelona hasta octubre de 1927, ya mayor y prácticamente agotada su carrera. Otra gran figura, la Niña de los Peines, actuó por primera vez en Barcelona en 1922 [4].

[4] 'La Vanguardia', 22-10-1927.
[4] 'La Vanguardia', 22-10-1927.

El flamenco se incrustó en la sociedad catalana de manera transversal e interclasista. Era frecuente ver cómo las hijas de familias “honradas” eran incitadas por sus madres a que aprendieran a cantar peteneras [5].

[5] 'El Universo Ilustrado', 21-10-1886.
[5] 'El Universo Ilustrado', 21-10-1886.

Tan presente estaba el flamenco que cuando los organizadores de la Exposición Universal de 1888 comenzaron a diseñarla proyectaron construir un café cantante en el recinto, “para el que se contratarán todas las notabilidades de dicho género”, como uno de los atractivos para los visitantes.

En 1890, la revista Universo Ilustrado de Barcelona recordaba, en un texto del escritor Francisco Gras, la escena de una chiquilla invitada por un extranjero a cantar una malagueña acompañada del célebre guitarrista Trinidad Huertas, allá por los años 60. Recréense leyendo el pasaje de [6].

[6] 'Universo Ilustrado de Barcelona', 06-09-1890.
[6] 'Universo Ilustrado de Barcelona', 06-09-1890.

Sarah Bernhardt, de fiesta

La actriz francesa Sarah Bernhardt, considerada por muchos como la mejor actriz de todos los tiempos, visitó Barcelona en 1895 y aprovechó la ocasión y lo recibido en su función de beneficio para obsequiar a parte de su compañía con una fiesta flamenca de alto nivel [7].

[7] 'El Noticiero Sevillano', 26-10-1895.
[7] 'El Noticiero Sevillano', 26-10-1895.

Como en el resto del país, el flamenco también provocó rechazos en Cataluña, porque su penetración desplazó en parte a la música autóctona. Los nacionalistas culpaban de tal cosa al flamenco y sus ambientes en los cafés cantantes. Si mala era la fama de los cantes llegados de Andalucía, peor la consideraban al enfrentarse con la música vernácula. Pero los detractores siempre fueron minoría [8].

[8] 'La Vanguardia', 25-08-1896.
[8] 'La Vanguardia', 25-08-1896.

Sirvan estos breves apuntes como ilustración del amplio capítulo del flamenco en Cataluña en el siglo XIX.

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