Escenografías de una ciudad y un tiempo
El Museo de Bellas Artes de Sevilla acoge hasta septiembre 'Settecento Veneziano. Del Barroco al Neoclasicismo'l 'Settecento veneziano. Del Barroco al Neoclasicismo'. Museo de Bellas Artes de Sevilla. Hasta el 13 de septiembre. De martes a sábado, de 9:00 a 20:30. Domingos y festivos, de 9:00 a 14:30.


El Museo de Bellas Artes de Sevilla programa hasta el 13 de septiembre la exposición Settecento Veneziano. Del Barroco al Neoclasicismo, un acercamiento a la producción pictórica de la Venecia del siglo XVIII que recoge 51 cuadros de grandes maestros, entre los que destacan Sebastiano Ricci, Canaletto y Gian Battista Tiepolo.
Esta muestra organizada por la Fundación Banco Santander supone, según sus responsables, una ocasión única para apreciar la magnitud de las obras de este período, ya que gran parte del catálogo, "el 70% de los lienzos", no había salido de Italia hasta ahora.
La selección, exhibida en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando antes de llegar a Sevilla, recrea entre otras escenas momentos de la iconografía religiosa y personajes de la mitología, al mismo tiempo que ofrece un amplio panorama del vedutismo, un género que cultivaron los creadores venecianos y que perfilaba vistas de la ciudad con una abrumadora minuciosidad y una notable riqueza cromática.
El Seteccento es un escenario político y social en decadencia en el que, sin embargo, el ámbito de las artes alcanza unos altísimos niveles de sofisticación. La prosperidad de esta etapa hace que resumir este tiempo sea "una operación de alta matemática", asegura la comisaria de la cita, Annalisa Scarpa, quien apunta haber seguido en su trabajo "dos principios básicos", que "todas las obras proviniesen de colecciones o fundaciones italianas" -la mayoría de las pinturas procede de la Colección Terruzzi, el Museo di Capodimonte, la Galleria Nazionale de Parma o el Museo Cìvico de Treviso- y "que los pintores tuviesen alguna relación con España", como ocurre con Jacopo Amigoni o Tiepolo. El carácter viajero y su fructífera vinculación con diferentes cortes europeas es, precisamente, uno de los rasgos que caracteriza a estos artistas. "Tiene un gran mérito que en un escenario de crisis como era la Venecia de entonces, estos autores salieran de allí, tuvieran contacto con el arte que se hacía fuera y volviesen con todos los conocimientos", valora la especialista.
Para Scarpa, hay que contemplar a los autores de la muestra "como escenógrafos. No en vano, Ricci tenía su propio teatro. Hay que mirar los cuadros como una escenografía teatral y ver a los personajes como actores de un teatro, más de Shakespeare que de Goldoni". Una ambiciosa apuesta en la que, además, "la luz es la verdadera protagonista".
La obra de los autores del Settecento, continúa Scarpa, "no es una pintura fácil, es una pintura pensada en la que la luz, el agua, las nubes y los elementos naturales salen de la paleta cromática de los artistas".
Entre otras piezas se pueden ver en el Museo de Bellas Artes cinco telas de Sebastiano Ricci, para Scarpa "pieza clave del fenómeno Settecento". La investigadora señala en el catálogo de la exposición que "Ricci representa el viraje genial hacia una pintura totalmente nueva en Venecia", un giro debido a "la inteligente comprensión de lo que se había ido produciendo en el resto de Italia en el Seicento, pero también a la capacidad de intuir qué elementos de estas producciones eran una verdadera novedad". Entre "los dos grandes genios del siglo, Ricci y Tiépolo", Scarpa destaca a Francesco Fontebasso, dotado de "un gran sentido de la escenografía" en el que "gracia y color están acompañados de una notable atención por los detalles". Tiepolo, por su parte, "conduce al arte veneciano a un apogeo de fastuosidad y gloria. Su pintura es sinónimo de triunfo del color, pero también de potencialidad escultórica de formas y de volúmenes".
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