Cultura

"Curro y Cobi eran primos cercanos"

  • Una exposición acoge en Sevilla hasta el día 28 el viaje por las cuatro décadas creativas de este icono del diseño · El autor cree que "todos somos minusválidos: necesitamos de otros brazos y otras piernas para crear"

En el principio fue el dibujo. Todo -un concepto, una conversación, una broma, una provocación, un proyecto- lo expresa a través de garabatos. Éste es el lenguaje de Javier Mariscal (Valencia, 1950), creador de un inconfundible estilo gráfico que se popularizó, sobre todo, a partir del nacimiento para los Juegos Olímpicos de Barcelona de Cobi, aquel vanguardista can que rivalizó en cariño en el año 92 (y posteriormente, en la memoria colectiva de todo el país) con Curro. Hasta el próximo día 28, la Casa de la Provincia de Sevilla sumerge al espectador en el universo multidisciplinar de un artista polifacético a través de una exposición, patrocinada por la Obra Social de Catalunya Caixa, que recoge las mejores piezas -pintura, escultura, cartelería, muebles, diseño industrial, tipografías, revistas e incluso animación cinematográfica- creadas en sus 40 años de trayectoria, cuatro décadas en las que, además, se ha mantenido fiel a unos cuantos objetos de culto, como los cigarrillos Gitanes, las vespas y los bolis Bic. Objetos cotidianos para la rutina creadora de un icono vivo del diseño poco amigo de hablar de sí mismo. "Me cuesta mucho ser reflexivo", se excusa.

-¿Quiénes eran los grandes referentes hace 40 años?

-Tengo muy mala memoria para los nombres, pero podría citar como uno de los más importantes de la época en España a André Ricard y de fuera, Alessandro Mandini, Ettore Sottsass.

-Pero, sin duda, es un ámbito que ha evolucionado muchísimo en estas décadas.

-Ha evolucionado como lo ha hecho la sociedad. El diseño tiene que ver con la sociedad y con la tecnología: la primera cada vez demanda más diseño y a través de éste nos comunicamos mejor, más rápido. Si ves un cartel que anuncia un festival de música o la bolsa de una zapatería, enseguida llegas a conocer el estilo de la marca. El diseño te da una serie de mensajes que facilitan la vida y a través de él la sociedad es mucho mejor: se mejoran los espacios, los objetos, la producción, la comunicación...

-¿Qué peso tienen los objetos cotidianos en las formas y dibujos de los diseños que realiza?

-Me gusta detenerme a mirar las cosas que me rodean a diario. La vespa es uno de los objetos que más alegrías me ha dado porque la he usado mucho. Es, por ejemplo, como una cafetera, que la usas cada mañana, o una lámpara, que la necesitas para trabajar. La vespa es rápida, limpia, y notas el abrazo del hijo o la novia que llevas a la espalda.

-Se suele asociar el diseño a un universo creativo unipersonal pero, como usted defiende, se trata de una labor de equipo.

-El diseño es un trabajo como jugar al fútbol, se necesita un equipo siempre. En el proceso creativo hay muchas disciplinas que están detrás del objeto que sale a la calle. Sí que puede haber una parte de creación que la puede realizar una sola persona, que es quien plantea un concepto, una idea sobre la mesa... pero enseguida hay un equipo que lo tiene que desarrollar y producir. Trabajando en equipo te das cuenta de que todos somos minusválidos: nos faltan piernas y brazos, estamos un poco sordos o medio ciegos... Necesitamos de otros brazos y otras piernas, necesitamos de gente mucho más especializada en diferentes áreas. Todos ellos juntos, con una buena dirección, hacen que el diseño nazca.

-Peque de inmodestia. ¿Qué papel ocupa usted en la evolución del diseño en España?

-Ni idea. No sé. Quizá soy uno de los más mayores, porque tengo ya 61 años y... No te sabría decir. Quizás podría decir que ya desde los años 80 dejé muy claro que me interesaba mucho ser multidisciplinar, que entonces esa palabra no se sabía muy bien qué significaba. No todos los diseñadores tienen por qué serlo pero a mí me define bien, me interesan muchas áreas y siempre estoy investigando. Tratar siempre de sorprender y de innovar para mejorar.

-Hace casi 20 años de aquello, pero en el imaginario popular, Curro y Cobi siguen conviviendo. Con perspectiva, ¿cuál fue la relación de ambas mascotas?

-Parecían primos muy cercanos. Eran como un cubano y un catalán o un andaluz y un catalán. Eran gente muy cercana, pero que cada uno tenía un trabajo diferente: uno, en una exposición y, el otro, en unos Juegos Olímpicos. Pero sí que había algo muy familiar entre los dos.

-Su obra proyecta una imagen lúdica y desenfada de la vida. ¿Es la mejor actitud frente al trabajo?

-Creo en el placer de trabajar divirtiéndote. Ha estado muy mal visto durante mucho tiempo -la risa en el trabajo- y ahora se llama inteligencia emocional. Yo siempre he trabajado así: mi trabajo me da placer, me gusta, me divierte, me recarga las pilas, me anima, tengo curiosidad por muchas cosas y proyecto esa pasión a lo que hago.

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