Una magistral Concha Velasco revive a la reina Juana en el Castillo de los Guzmán
Casi dos horas de espectáculo, de un intenso monólogo en el que la vallisoletana se marca uno de los grandes personajes de su carrera. El público se rindió a sus dotes como actriz.



No podía fallar. La combinación era ganadora; un escenario incomparable como el Castillo de los Guzmán de Niebla; una actriz con más que merecido prestigio ganado a pulso de décadas de trabajo como Concha Velasco un texto como el que encarna la atormentada vida de Juana de Castilla, se pudieron juntar en un momento concreto para dar como resultado una interpretación magistral. Con Reina Juana, una de las obras más esperadas del XXXII Festival de Teatro y Danza Castillo de Niebla -no en vano hace semanas se colgó el cartel de no hay billetes- el certamen ha llegado a su ecuador que ha cerrado con una gran ovación del público.
Bajo la dirección de Gerardo Vera sobre el texto del dramaturgo Ernesto Caballero, Concha Velasco, una noche más desde que estrenara una obra con la que está cosechando grandes éxitos, ha vuelto a salir al escenario a "vivir su personaje". Un personaje que siente, emociona y ama, como ella misma ha reconocido; sensaciones y realidades que plasma en su prodigiosa interpretación que capta la atención del espectador desde el principio.
Sola sobre las tablas, en un monólogo de casi dos horas, con el que ha logrado presentar al público una reina destrozada emocionalmente por sus grandes contradicciones en un personaje que parece hecho a su medida.
Una mujer, Juana La Loca que conquistó a las personas presentes en el patio de armas del Castillo de los Guzmán a los que ha hecho sus confesores para contar sus vivencias, repasar su vida, revivir todos los momentos importantes y, por supuesto, para rendir cuentas a todos aquellos que la fueron desterrando.
Convertida en una sombra, primero por su marido Felipe El Hermoso", después por su padre, Fernando El Católico, que la recluye en Tordesillas, y, finalmente por su hijo Carlos V, que la ignora. Es ahí donde Concha Velasco, en ese intramundo en el que está a solas consigo misma, cuando pone todo lo que de excepcional actriz tiene sobre las tablas. Probablemente no haya nadie, en todo el panorama teatral español que pueda conseguir lo que ella logra con un gesto y una mirada.
Partiendo de la figura histórica por la que se sienten especialmente atraídos los creadores de ficción, el texto plantea desde reflexiones de una gran contemporaneidad todas las grandes preguntas de una época que, según el propio director, estuvo "marcada por la intolerancia religiosa, la corrupción política y la ambición desmesurada de una monarquía absolutista cuyos ecos, por desgracia, aún resuenan en nuestros días".
Reina Juana es la última noche, la de la confesión por instancias de su nieto, Felipe II, que se la exige. Es la vida de quien es una de las grandes de nuestra historia, de la misma manera que quien la encarnó anoche en Niebla, es desde aquella muchachita de Valladolid en una de las actrices más conmovedoramente grandes del panorama de la escena en todo el país.
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