Caos total

Caos total
Caos total

Puerto Atlántico.- T.O.: '2012'.- Producción: Estados Unidos, 2009.- Duración: 158 minutos.- Dirección: Roland Emmerich.- Guión: Roland Emmerich y Harald Kloser.- Fotografía: Dean Semler.- Música: Harald Kloser y Thomas Wander.- Montaje: David Brenner y Peter S. Elliot.- Intérpretes: John Cusack, Chiwetel Ejiofor, Oliver Platt, Amanda Peet, Woody Harrelson, Thandie Newton, Danny Glover, Morgan Lily, Liam James

Con buen criterio, Puerto Atlántico, dentro de sus actividades de expansión cultural, vuelve a sus sesiones cinematográficas en esta época estival. Lástima que sean poco abundantes y no tengan carácter semanal para permitir a muchos onubenses aprovechar la ocasión de conocer interesantes películas o revisarlas, que también resulta oportuno. Tanto más cuanto que la cartelera comercial aparece bastante limitada en los últimos tiempos. Esta superproducción, 2012 (2009), es un título atractivo para preocuparnos aún más de estar prevenidos ante el hipotético cambio climático.

La película puede incluirse perfectamente en el cine de catástrofes. Otro de los grandes reclamos comerciales en un género, donde se mezcla todo tipo de variedades cinematográficas. El director alemán, otro más afincado en Hollywood, Roland Emmerich, es un maestro en estos temas como demostró con títulos tan peculiares en la especialidad como la deplorable Independence day (1996) y Godzilla (1998), muestras clásicas del catálogo de esa cinematografía de hecatombes, desastres y toda suerte de tragedias apocalípticas que prodiga el cine estadounidense.

2012, dice basarse en una antigua profecía inscrita en el calendario maya. Si uno hiciera caso de predicciones antiguas, además de las de Nostradamus, las más recurrentes, y las de otros advenedizos de la adivinación, viviría con el alma en vilo y al borde de un ataque de nervios. Pero así es el cine catastrófico sobre tan funestas anticipaciones. En este caso un escritor separado, su ex esposa, un profeta radiofónico y un científico, se topan con el Apocalipsis. Por su parte los dirigentes mundiales, mandatarios, multimillonarios de toda laya y mafiosos rusos, disponen de determinados medios para tratar de contrarrestar tan inminente caos total. Incluidas unas enormes arcas -otra vez el Arca de Noé bíblica con animales en su interior- para poner pies en polvorosa oportunamente.

Parece como si Roland Emmerich, tan propenso a estos grandes arrumacos espeluznantes, tratara de superar sus anteriores delirios destructivos e iconoclastas. Abunda en un estilo que nos ha llenado las pantallas de horrendos cataclismos y otras desgracias colectivas. Recordemos que ya ha destruido tres veces el mundo en sus películas, las dos antes citadas y El día de mañana (2004). Retorna a las obsesiones climatológicas y a las consecuencias de la psicosis generada por el informe Una verdad incómoda, con el que se puso las botas Al Gore. En este caso con toda la parafernalia posible y aparatosa de efectos digitales para prodigar ruido, extraños fenómenos meteorológicos, explosiones, destrucciones múltiples, erupciones volcánicas, tifones, glaciares, derrumbamientos espectaculares, siniestros escalofriantes y toda la tramoya más ruinosa que ustedes puedan imaginar.

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