Cultura

'Camina o revienta' corona el Toubkal

  • Expedicionarios del club de montaña colocan la bandera de Cartaya en el pico más alto del norte de África

Han sido una decena de expedicionarios y hace unos días regresaron de Marruecos después de lograr uno de los retos más importantes que ha afrontado el club de montaña Camina o Revienta de Cartaya desde su creación, hace ya varios años: la ascensión al pico más alto del norte de África y de toda la Cordillera del Atlas, el Toubkal (4.167 msnm), en cuya cumbre plantaron la bandera de Cartaya. Para ello tuvieron que hacer frente a numerosas adversidades como las malas condiciones meteorológicas, la extrema dureza de la subida o la falta de oxígeno. Pero hoy lo pueden contar con total satisfacción.

El Toubkal se encuentra a tan sólo 63 kilómetros al sur de Marrakech, en pleno Parque Nacional de Toubkal. La primera ascensión documentada por una expedición europea se materializó el 12 de junio 1923, estando integrada por el Marqués de Segonzac, Vincent Berger y Hubert Dolbeau.

Según destacó el presidente del club cartayero, Manuel Jesús Andrade, que formó parte de la expedición, todo ha sido una "apasionante aventura", siendo además prácticamente la primera actividad que realiza oficialmente el club fuera de la Península Ibérica después de haber llevado a cabo en los últimos años proyectos como 8 provincias, 8 picos, por el que ascendieron a la cumbre más alta de cada provincia andaluza; después de haber coronado en repetidas ocasiones al segundo pico más alto de España tras el Teide, y el más alto de la Península Ibérica, el Mulhacén (3.478 msnm), en Granada; y de haber vivido numerosas experiencias con deportes de riesgo como descenso de barrancos, espeleología, escalada, montañismo o vías ferratas, por todos los rincones de la geografía nacional.

Andrade manifestó que el grupo está satisfecho "porque ha sido una experiencia apasionante y porque al final hemos conseguido nuestro principal objetivo sin ningún tipo de incidencia, salvo haber tenido que dormir la primera noche en una cuadra a mitad de la ascensión debido a las malas condiciones meteorológicas o los calambres en las piernas sufridos por algunos de los miembros del grupo". "Pero a la mañana siguiente amaneció bueno -prosigue- y una vez superado un refugio de alta montaña situado a más de 3.200 metros, en la tarde del 14 de septiembre hicimos cumbre".

Pero el viaje no terminó ahí y la expedición cartayera, una vez superado el principal objetivo, se aventuró a conocer algunos de los paisajes, valles y palmerales más impresionantes del sur de Marruecos, llegando incluso hasta las puertas del mismísimo desierto del Sáhara, concretamente hasta el pequeño pueblo de Merzouga, a partir del cual ya no existen ni carreteras y situado a escasos kilómetros de la frontera argelina.

En el desierto vivieron otra inolvidable experiencia adentrándose en las dunas de Erg Chebbi, algunas de las cuales superan los 300 metros de altura, en las que se adentraron a lomos de dromedarios hasta llegar a un pequeño oasis en el que pasaron la noche en las típicas jaimas de los hombres azules del desierto.

Durante todo el viaje, que duró una semana, los cartayeros tuvieron también la oportunidad de conocer gentes y costumbres muy distintas a las nuestras, así como la rica gastronomía marroquí y el exquisito te verde con menta con el que los lugareños dan a todos la bienvenida.

También les tocó 'pelearse' con los vendedores locales a la hora de adquirir cualquier producto, pues el regateo es costumbre en cualquier transacción comercial para la cultura árabe. También conocieron míticas ciudades como Zagora, Quarzazate, Erfoud o Rissani, todas situadas a las puertas del desierto del Sáhara, en cuyos zocos encontraron los más inverosímiles objetos y productos, y con cuyos mercaderes aprendieron incluso a comprar mediante el método del intercambio de ropa o cualquier otro objeto de procedencia europea como gorras, gafas de sol o incluso relojes y pulseras.

"Una experiencia inolvidable a la que pusimos fin pensando ya en nuestra próxima gran aventura, para lo cual estamos pensando en cambiar el rumbo 180 grados para dirigirnos el año que viene a los Alpes franceses a la conquista del Mont Blanc, el techo de Europa".

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