Genios del flamenco

Breve semblanza de don Antonio Chacón

Breve semblanza de don Antonio Chacón

Breve semblanza de don Antonio Chacón

Antonio Chacón García, hijo de Antonio Chacón Rodríguez y de María García Sánchez, nació en Jerez de la Frontera en la calle Sol, nº 16, el día 16 de mayo de 1869 y fue bautizado en la Iglesia de San Miguel. Falleció en Madrid el 21 de enero de 1929, en una situación económica bastante buena, y un confortable piso donde vivía con Anita Ariza Urbano desde el año 1902 hasta su muerte. En 1893 se casó con Antonia Barbino Zambrano, con la que vivió pocos años.

Fue de los cantaores flamencos de aquellos años que más dinero ganó como tal, viviendo siempre a lo grande, sin faltarle nada, tanto a él como a toda su familia. Asimismo pagaba muy bien a los guitarristas que le acompañaban, como también llamaba a muchos flamencos para escucharlos cantar y pagarles, entre otros a Manuel Torre, que lo llamaba a Sevilla donde residía hasta Madrid. En sus últimos años como artista no cobraba menos de mil pesetas por actuación en teatros o fiestas, toda una fortuna en aquellos años, equiparado al sueldo del mes de todo un ministro.

La última vez que cantó en Villa Rosa en Madrid, al pasar por la puerta lo llamó un gran admirador suyo y amigo llamado Juanito Hazen, fabricante de pianos, para que se sentara. No se encontraba muy bien y dijo que se iba para casa; le insistieron y al final se sentó en la reunión. Entre otros artistas estaban Manolo de Badajoz, guitarrista, y El Niño Marchena cantando por soleares, a su estilo, y Chacón le dice “no se meta usted en esas veredas que desconoce y haga lo suyo. Esas cosas tan bonitas para damiselas que usted canta”, levantándose y marchándose para su casa. Se acostó y no volvió a levantarse nunca más. Fue la última vez que pisó Villa Rosa.

Desde pequeño ayudó a su padre en la profesión de zapatero. Desde niño le gustaba el flamenco, pues al vivir en Jerez y sentirlo, estaba en lo que se podría denominar la Meca del Arte Flamenco. Con 12 años ganó su primer dinero como artista, que fueron 6 reales, en un bautizo. Tan a gusto estaba el chiquillo en la fiesta que llegó a casa a las cuatro de la madrugada, donde lo estaba esperando su padre para darle una buena paliza.

Su padre lo colocó en una tonelería, escondiéndose detrás de los barriles para cantar con la consabida bronca de los jefes, pues no solo él dejaba de trabajar, entretenía a los compañeros escuchándolo, por lo que fue despedido del trabajo.

Como se ha dicho desde niño fue muy aficionado al flamenco. Además era amigo de su paisano y guitarrista Javier Molina, que tenía un hermano llamado Antonio, que era bailaor, y crearon un trío de jóvenes que hacían disfrutar a todo el Jerez flamenco, siendo requeridos en casi todas las fiestas, bautizos y caracolas de amigos y conocidos, a la vez que ellos disfrutaban con lo que más les gustaba. Antonio bailando, Javier tocando y Chacón al cante, actuando por primera vez en el Café Junqueras, para después hacer la primera tournée de Antonio Chacón en su dilatada vida artística el año 1884, debutando en Arcos de La Frontera, continuando en Cuevas de Arcos, Grazalema, Villaronga, Zahara de los Atunes, Algodonales, Puerto Serrano, Villamartín, Utrera, Sevilla, después a Zafra y volver a Sevilla.

Chacón fue más de 30 años la máxima figura, actuando con todos los grandes de su época

En noviembre, Javier y Chacón deciden hacer la provincia de Huelva en una gira que duraría casi 8 meses, que marcó un tanto la trayectoria de Antonio Chacón. Debutan en Escacena, después Manzanilla, visitan La Palma, Trigueros, Beas, San Juan del Puerto, y llegar a Huelva, donde influiría mucho la vida artística de Chacón, al encontrarse con un cantaor de Jerez afincado en Huelva llamado Salvaorillo, que actuaba en el café de Silverio, La Alegría, en la calle Tendaleras de la capital onubense.

Salvaorillo fue un grandísimo cantaor, del que aprendió Chacón a cantar soleares, seguidillas, y otros palos, pues aún no pensaba en las populares malagueñas que tanta fama le dieron y le catapultaron a la gloria. Chacón tenía entonces 16 años de edad. De Salvaorillo siempre lo recordó y reconoció ser de los mejores cantaores de aquellos tiempos, como datos, digamos que Fernando de Triana y Ricardo Molina citan a Salvaorillo como uno de los “payos” que mejor cantaron el pasado siglo.

Chacón convivió con este artista varios meses, y el contacto con él le influyo mucho en su aprendizaje. Aunque en estas fechas no ganó dinero, es verdad que gastó lo que había ahorrado, pero sí que aprendió mucho.

En Huelva llega una época que no ganan dinero, Salvaorillo lo anima a que vayan a La Higuerita (hoy Isla Cristina) donde había afición al flamenco y se gastaba fácil el dinero, y en un barco de pesca llegaron a su destino. Esto ocurría en enero del año 1886, en un bar que existía en el muelle cuyo dueño se llamaba Manuel Vila, actúan muchas noches, y en otros varios lugares. Javier Molina escribió en sus memorias que gracias a Salvaorillo, Antonio Chacón aprendió mucho con él, aparte de recomendarle el ir hasta La Higuerita, en la que ganaron un buen dinero. Allí conoció al Sr. Rojitas, carnicero de profesión y un gran aficionado al flamenco y buen cantaor, que se los llevó a vivir a su casa, en la que estuvieron varios meses como si de su familia fueran, y posiblemente con la calidad humana y sabiduría de Rojitas, como también su estancia en Huelva.

Chacón pudo con esta edad jovencísima aprender y depurar los estilos que le llevarían con el tiempo a ser de los mejores cantaores de la historia del flamenco de todos los tiempos, continuando su estancia en nuestra provincia con actuaciones en Lepe y Ayamonte, para sobre junio volver de nuevo a Jerez.

Chacón dijo que su situación económica desahogada arranca desde su actuación en el pueblo de La Higuerita de la provincia de Huelva, tierra a la que más quiere después de Jerez donde había nacido. (Esto se publicó en el periódico El Defensor de Huelva el 24-7-1923).

Esta tournée de muchos meses en la provincia de Huelva le reporto a Antonio Chacón experiencia artística en todos los sentidos, aparte de ampliar y conocer mejor diversos estilos y formas de cantes con Salvaorillo, Rojitas y aficionados de esta zona, entrando en contacto más íntimo, más directo con el público y el ambiente, que reforzaron más su decisión de siempre de ser cantaor flamenco e intentarlo por todos los medios.

De don Antonio Chacón podríamos seguir hablando y comentando un sinfín de anécdotas y vivencias, de sus múltiples actuaciones en su dilatada vida de artista (más de cuarenta años), los que estuvo como tal, pudiendo decir que más de treinta fueron como máxima figura actuando con todos los grandes de su época, que lo aplaudieron y admiraron, dejando una extensa y completa discografía que a pesar de los años de su fallecimiento todavía se recuerda como la primera de las voces privilegiadas del flamenco, y de los “payos” mejores en la historia del cante flamenco.

Su paisano y gran escritor José María Pemán le escribió Elegía en la muerte de un maestro:

No sé si es copla gitana/ si es refrán español/ el que se dice que el sol/ si hoy se va vuelve mañana./ Tiene razón el refrán/ hay cosas que se van/ y como se van volvieron/ pero hay cosas que se fueron/ y que ya no volverán./ Volverá si la guitarra/ esa que rompe y desgarra/ con ayes del corazón/ volverá hablar de pasión/ de un flamenco entre los brazos/ cuando le quiten los lazos/ que ahora van de crespón/ y volverá a sonar/ junto guitarra y cantar/ con los gritos de pasión/ y sus ternuras risueñas/ por aquellas malagueñas/ de don Antonio Chacón.

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