Instituciones culturales

Arte para el pueblo

  • El artista Pablo Sycet crea la Fundación Olontia para legar a su Gibraleón natal su colección

  • Los más destacados autores de los últimos 40 años figuran entre Picasso, Miró y Caballero

El artista olontense Pablo Sycet posa en la sala DBAT de Gibraleón.

El artista olontense Pablo Sycet posa en la sala DBAT de Gibraleón. / Alberto Domínguez

La muerte repentina de Julio Juste en octubre de 2017 dejó una huella profunda en Pablo Sycet (Gibraleón, 1953). Su compañero de estudio en Madrid durante décadas, gran amigo, falleció el mismo día que tenía previsto inaugurar una exposición en Granada muy deseada. La parca no tiene respeto por nadie ni por nada y aparece de súbito, sin dejar capacidad de respuesta. Tristeza y reflexión marcaron en Sycet ese tiempo posterior, coincidente con la llegada a la edad jubilar. Y la vista atrás de la nostalgia se tornó en práctica vuelta al frente.

Lo confesaba entonces en una entrevista a Huelva Información, más de un año atrás: “Mi gran empeño ahora mismo es que pueda dejar un poco de orden antes de que la vida me lleve por delante”. Se refería, sobre todo en lo material, a su obra como pintor y diseñador gráfico, y más aún a la ajena que ha hecho propia con los años, en su faceta de coleccionista de arte que le ha llevado a reunir piezas que nutren exposiciones y colecciones desde hace años.

La mente la tenía en ese legado, con su deseo de que no acabe dividida y en casas de subastas en su ausencia. Todo pasaba por dejarlo amarrado y vinculado a su pueblo a través de una institución que garantizara su salvaguarda.

De ahí viene la Fundación Olontia, creada hace unos meses y que hoy se presenta en Huelva, en la capital, en la misma Sala de la Provincia de la Diputación donde se expone parte de esas obras propiedad de Pablo Sycet en la muestra dedicada a la revista ConDados de Niebla, de la que él fue partícipe, junto a Julio Juste, en su concepción gráfica.

Pablo Ruiz Picasso. Estudio para 'Homme au moutón', 1967. Litografía sobre papel. Pablo Ruiz Picasso. Estudio para 'Homme au moutón', 1967. Litografía sobre papel.

Pablo Ruiz Picasso. Estudio para 'Homme au moutón', 1967. Litografía sobre papel. / Fundación Olontia

Nace la institución como cofre de una espléndida colección de arte, con más de un millar de obras en toda clase de formatos creativos. Muchas de ellas fueron adquiridas en subastas de arte por Sycet. Otras muchas las ha acumulado durante décadas, regalo de los propios autores o, sobre todo, en intercambio con ellos.

Es así que la Fundación Olontia nace con uno de los fondos más importantes del arte contemporáneo de finales de los años 70 y la década de los 80, pura efervescencia artística en aquel Madrid que el creador olontense vivió en primera línea como parte activa de lo que fue La Movida.

Confiesa Pablo Sycet ahora que el paso dado es parte de un compromiso consigo mismo y con el arte contemporáneo. Una respuesta, también, a ese mayor “sentido de la provisionalidad” que encuentra en la vida. Una necesidad de que nada de lo construido se pierda con su vida; de que su mirada siga presente a través de todas sus obras, propia y ya no tan ajena.

Reconoce que su colección no se asoma a la de las grandes fortunas del arte pero tampoco elude nombres clave como Picasso o Miró, José Guerrero, Gerardo Rueda, Luis Gordillo o nuestro José Caballero, tan olvidado en casa y tan importante como pocos en el siglo XX.

Hay delicias y rarezas, como esa Gitana de Elena Asins antes de que la tecnología llegara a su obra, o ese figurín de vestuario del dramaturgo Francisco Nieva de los años 40.

Joan Miró. 'La poetesse (Constelations)', 1940 (1959). Pochoir/Plate XIII Joan Miró. 'La poetesse (Constelations)', 1940 (1959). Pochoir/Plate XIII

Joan Miró. 'La poetesse (Constelations)', 1940 (1959). Pochoir/Plate XIII / Fundación Olontia

Aunque el tronco de la colección son obras del último cuarto de siglo, sin faltar fotógrafos fundamentales como Alberto García-Alix, Pablo Pérez-Mínguez, Colita o Javier Porto, y artistas plásticos de la talla de Guillermo Pérez Villalta, Manuel Ocampo, Faustino Rodríguez o Carlos Berlanga, para el que Sycet reivindica su faceta de pintor, por encima de la musical, con el mayor conjunto de obras que se conservan de él. Para el deleite, poemas manuscritos de Jaime Gil de Biedma, entre unos fondos que se harán exposición internacional para el Instituto Cervantes en 2020.

Hay un brillo de orgullo en el olontense cuando habla de esa posibilidad abierta de que sea Gibraleón sede de toda esta colección. De que entre en el mapa del arte contemporáneo nacional como visita obligada de quien pretenda una aproximación fiel, amplia y particular a esos años de excepcional creatividad.

Su anhelo es que pueda levantarse un centro propio de la Fundación Olontia bajo la alta chimenea que conserva el perfil urbano del pueblo, vestigio de la antigua fábrica familiar. No duda en sacrificar su casa en Gibraleón si ayudara a hacerlo realidad. Como no ha dudado, tampoco, en destinar todo su patrimonio al mantenimiento de la institución.

Para ella serán sus ingresos por los derechos de autor de sus canciones para Luz Casal o Alaska y Fangoria, entre otros. También los de su obra plástica. Y la renta de su vivienda en Madrid cuando ya no esté.

José Caballero. Fusilamiento, Ca. 1974. Aguafuerte sobre papel P/E. José Caballero. Fusilamiento, Ca. 1974. Aguafuerte sobre papel P/E.

José Caballero. Fusilamiento, Ca. 1974. Aguafuerte sobre papel P/E. / Fundación Olontia

Pero no basta con uno mismo para hacer realidad el sueño que acaba en su pueblo, donde todo empezó. Y así será clave el respaldo de entidades públicas o privadas prestas a dar el empujón necesario para ese centro expositivo que convierta a Gibraleón en gran atractivo cultural en la provincia, tan cerca de la capital.

Hoy la Diputación de Huelva organiza y acoge a las 20:00 esta puesta de largo de la Fundación Olontia con el respaldo del Ayuntamiento de Gibraleón. Será cuando se muestre por primera vez como una “máquina de producir arte mirando al siglo XXI”. El patrimonio es sólo la semilla, confiesa Sycet, orgulloso también de esa destacada faceta de mecenazgo que tendrá la institución.

Para empezar, la organización de una feria de arte transfronteriza que pronto se celebrará en el pueblo, además de la edición de las Nuevas crónicas de Gibraleón dormido, a las que ha vuelto Juan Angona desde el año 1986 en que las dejó, ahora con fotografías de Luis Jurado. La tercera entrega será una caja con todas las grabaciones del grupo local Avíate!, del que también ha sido letrista y padrino Pablo Sycet. Mucho de generosidad hay aquí, mucho de Gibraleón y de arte en todas sus vertientes, ahora para todos los públicos. Para el pueblo.

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