Cultura

Alfredo Alcón, el actor colosal

  • El intérprete estaba considerado como el gran referente en Argentina

La escena argentina perdió ayer a su máximo referente con la muerte de Alfredo Alcón. Fue un maestro de actores, dueño de una presencia escénica que deslumbró durante décadas y mantuvo intacta hasta el final.

Alcón murió en su casa en Buenos Aires a los 84 años, tras varios meses de internación hospitalaria en los que no perdió la ilusión de volver a las tablas, según recordaron hoy sus allegados.

Su carrera artística fue extensa y prolífica tanto en teatro y cine como también en televisión, con una calidad que se fue acentuando aún más con el paso de los años. Actor de clásicos, protagonista de films que hicieron historia, no temía los desafíos de los nuevos productos televisivos.

Lejos de quedar encapsulado en modismos y costumbres de otras épocas, Alcón no dudaba en trabajar con jóvenes actores e impulsarlos en sus carreras, como por ejemplo Joaquín Furriel y Nicolás Cabré, quienes lo acompañaron hasta el final. Su última actuación fue el año pasado en Final de partida, la obra del irlandés Samuel Beckett que dirigió y protagonizó en el emblemático Teatro San Martín de Buenos Aires. "El arte sirve para ayudar a mirar. No es que revele nada, sino que constituye una inminencia de una revelación, que es lo que todos buscamos", aseguró tiempo atrás.

Alfredo Félix Alcón Riesgo nació el 3 de marzo de 1930 en el barrio porteño de Liniers, aunque otras versiones afirman que fue en la localidad bonaerense de Ciudadela, en las afueras de la capital. Estudió en el Conservatorio Nacional de Arte Dramático. Actuó en más de 40 películas, entre ellas el film más taquillero de la historia argentina, Nazareno Cruz y el lobo (1975), de Leonardo Favio, y protagonizó decenas de obras de teatro. En la pantalla grande fue dirigido por los más importantes realizadores argentinos, como por ejemplo Leopoldo Torre Nilson.

Entre los muchos films en los que participó se destacan El candidato, La maffia (1972), La morocha (1955), Un guapo del 900 (1960), Martín Fierro (1968), Boquitas pintadas (1974), Los siete locos (1973), Saverio el cruel (1977), Pubis angelical (1982) y El amante de las películas mudas (1994), entre otras. En 2001 filmó En la ciudad sin límites y la premiada El hijo de la novia.

Sensible, fuerte, sabio, soberbio. Sus actuaciones variaron con cada personaje. La de actor "es una profesión donde uno es muy frágil porque depende mucho de la opinión de los otros, de estar en boca de los demás", admitió.

En el teatro tuvo notables interpretaciones en Yerma, El farsante más grande del mundo, La muerte de un viajante, Las brujas de Salem, Panorama desde el puente, De pies y manos, Los caminos de Federico, Peer Gynt, Hamlet, Ricardo III y Escenas de la vida conyugal, donde compartió cartel con la argentina Norma Aleandro, quien fue su pareja y es otra de las figuras de la escena nacional.

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