Cultura

Adiós a Claribel Alegría, una brillante luz en la poesía del compromiso social

  • La escritora nicaragüense, discípula de Juan Ramón Jiménez, fallece a los 93 años

Claribel Alegría y Ernesto Cardenal, sentados en un banco de Granada.

Claribel Alegría y Ernesto Cardenal, sentados en un banco de Granada. / FIP

Madrugada en Granada. Una octogenaria sale de El Camborio, una famosa sala de fiestas situada en pleno corazón del Sacromonte, acompañada de Benjamín Prado. Ambos bajan la cuesta de los Chinos en busca de un taxi que les lleve de vuelta a casa. No hay ni uno a la vista. Al poco rato, un coche pasa por la zona cuando al poeta madrileño no se le ocurre otra cosa que intentar parar el vehículo al grito de "pare y recoja a la mejor poeta del mundo" en alusión a Claribel Alegría. El automóvil se detuvo y acabó llevando a la poeta nicaragüense de vuelta a su hotel. La anécdota, que se vivió la noche de la inauguración de la tercera edición del Festival Internacional de Poesía de Granada, en mayo de 2006, refleja la vitalidad de la escritora, una luz en la poesía del compromiso social que ayer se apagó a los 93 años en Managua. Ganadora del Premio Reina Sofía el año pasado, dice adiós una de las voces más importantes de las letras y los versos en español sólo unos días después de la muerte de Nicanor Parra (San Fabián de Alico, 1914-Santiago, 2018).

Discípula de Juan Ramón Jiménez, Alegría mantuvo un estrecho vínculo con la ciudad de la Alhambra a partir de su afición por los versos de Federico García Lorca. "Granada es una ciudad ideal para la poesía. Me encantaría vivir aquí al menos un año", reconocía en la inauguración del tercer Festival Internacional de Poesía de Granada.

La centroamericana es la primera mujer que ha ganado el Premio Reina Sofía

Claribel Alegría recordó ese día a otro de los grandes poetas españoles de todos los tiempos, Juan Ramón Jiménez, a quien conoció en Washington D.C. "Recuerdo que cuando le escribí para decirle que iba a visitarlo y que quería conocerlo, él me envió una foto muy linda en cuyo reverso había escrito: 'Para que me reconozcas'". Juan Ramón Jiménez y Zenobia Camprubí, su esposa, se tomaron mucho interés por la carrera poética de Claribel Alegría. "Durante años no me hizo ni un halago a mis poemas. Pensaba que no le interesaba, hasta que un día Zenobia me dijo que me iba a dar una sorpresa y me mostró, mecanografiados, unos poemas míos que Juan Ramón había elegido como entre los mejores", recordó la escritora, que fue galardonada el pasado año con el XXVI Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana que conceden la Universidad de Salamanca y Patrimonio Nacional.

En declaraciones a Efe tras lograr este galardón, Alegría aseguró que el galardón coronaba su larga carrera literaria. "Siento, porque ya estoy al final de mi vida, tengo 93 años, que con este premio cierro mi carrera y estoy feliz porque he hecho lo que he podido", declaró la escritora. El pasado mes de noviembre viajó a Madrid para recibir de la reina Sofía esta distinción, lo que la convirtió en la primera mujer de Centroamérica en lograr este reconocimiento.

Hija de un médico de origen nicaragüense y una madre salvadoreña, Claribel Alegría estudió en Estados Unidos en los años 40, donde contrajo matrimonio con Sarwin J.Flakoll. Conjuntamente firmaron algunos escritos y tradujeron del inglés a Robert Graves, vecino suyo en Mallorca. El matrimonio mantuvo amistad con figuras de las letras hispanoamericanas como Juan Rulfo, Julio Cortázar, Carlos Fuentes o Mario Vargas Llosa, entre otros.

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